jueves, 19 de julio de 2012

Discurso en presentación del libro: Jinotega, novia de la montaña

Francisco Arellano Oviedo, al fondo: Guillermo Cortes Dominguez, Eddy Kühl y Raul Amador.


Francisco Arellano Oviedo
Director de la Academia Nicaragüense de la Lengua

El 23 de abril de este año, un joven de la región austral de este Continente, Cristóbal Ugarte, nieto de Nicanor Parra nos contó en la ceremonia de entrega del premio Cervantes, realizada en la Universidad de Alcalá de Henares, que cuando se anunció la concesión del premio a su abuelo, un periodista preguntó al poeta:

—¿Usted cree merecer el premio Cervantes?

—Claro que sí, —dijo el poeta de 97 años.

—¿Por qué méritos?, —insistió un periodista.

—Por una obra que he pensado escribir.

La pregunta del periodista era tan ingenua que mereció semejante ironía del poeta laureado.  De otro humor, así de grande, fui testigo hace más de veinte años; había visitado la casa de un colega nicaragüense que daba clases de Materialismo histórico en la Universidad; frente a su escritorio tenía una colección de tomos empastados en color celeste, con letras doradas y nombres de tratados filosóficos. Tanto en el lomo como en la tapa de los volúmenes aparecían el título de la obra y el nombre del autor. Extrañado por no haber tributado el respeto que aquel autor de tan gruesos volúmenes merecía, tomé un ejemplar del librero y lo abrí; me di cuenta, entonces, que las páginas estaban en blanco; recordé inmediatamente a los poetas simbolistas, aquellos que pasaban en vigilia toda la noche sin poder escribir una palabra y por eso mantenían la página en blanco. Pensaban aquellos poetas que la lengua era incapaz de expresar fielmente las vivencias que estaban en sus cerebros. Al hojear aquellos volúmenes, inmediatamente consideré que el catedrático de filosofía sufría el mal de los simbolistas, quienes llegaron a pensar que lo que debía hacer el poeta era escribir únicamente los títulos para que el lector se imaginara el contenido. Yo no resistí mi curiosidad y  pregunté al filósofo:

—¿Y estos tratados sin su contenido, qué significan?
—Él me dijo:
—Son los libros que pronto empezaré a escribir.

El filósofo vivía en la capital de Nicaragua, pero las parcas no le dieron tiempo para cumplir su propósito. Estas anécdotas que parecieran inventadas son realmente históricas. Yo las refiero por el humor que en ellas encuentro y porque de alguna forma se contraponen con lo que ahora expondré.

Jinotega, novia de la montaña es el último título de las obras de Eddy Kühl Arauz, un nicaragüense especial porque ha sido capaz de transformar en realidad los proyectos de su ardiente corazón por Nicaragua y porque haciendo tantas cosas como las que él realiza, sus amigos nicaragüenses de todo el país, siempre pueden acceder a él y oír de sus labios un dato novedoso, una anécdota desconocida o su inevitable buen concepto sobre tal o cual persona.

Eddy Kühl Arauz es un hombre de concreciones. Sus palabras siempre apuntan a un referente: a un hecho o a una realidad. Otro aspecto de la personalidad de Eddy Kühl Arauz es su calidad humana: capaz de hacer su obra y aceptar con entusiasmo la obra de los demás. Él no sufre por el éxito de sus colegas ni los descalifica ni usa las conjunciones adversativas cuando emite su juicio o se refiere al heterodoxo. A cuántos críticos he leído, que en vez de un juicio solo ofrecen la mitad o tres cuartos de este porque todo lo que afirman inmediatamente lo restan. Así abundan quienes dicen: el trabajo es bueno, pero no es exhaustivo. Kühl Arauz no es como estos, es como los números enteros; los críticos son como los quebrados o números fraccionarios, siempre que usan las conjunciones adversativas restan algo de lo que ya habían concedido.

Jinotega, novia de la montaña, además de mostrar la brillante erudición del autor sobre el tema, testimonia su compromiso con el desarrollo, de esta tierra del norte y de sus habitantes que se han empeñado en hacer de la ciudad y sus municipios una región productiva, en la que además del café se ha cultivado la buena música, la amistad y valores civiles: honradez, amor por la familia y el trabajo que es como la continuidad de la obra creadora de Dios.

A las pocas personas que tuvimos el privilegio de conocer los borradores de este libro, nos llamó la atención lo hermoso de su título, que  presenta un nuevo  epíteto de la ciudad, sin ignorar, sin suprimir, sin menospreciar los existentes y sin afectar, de alguna manera, el nombre de la ciudad. Solo después que se denunciara un error de concordancia gramatical en el título, volví la mirada sobre el texto del mismo y no he dudado en reafirmar que la concordancia —de acuerdo con la gramática ortodoxa de la lengua española— se da en género y número entre un adjetivo y un sustantivo; en número y persona entre el predicado verbal y el sujeto—. En la primera parte del sintagma, formado por Jinotega y novia, dos sustantivos donde el primero funciona como núcleo de sujeto y el segundo como aposición, no se registra violación de ninguna regla gramatical. Tampoco se infringen normas de concordancia en el sintagma completo.

Semánticamente, el título citado es una estructura poética que nos comunica un mensaje estético. Novia, en este caso, no es la muchacha de carne y hueso, la de sexo femenino y de mirada recatada que espera al varón; es el encanto, la belleza, la delicadeza que una novia tiene; se trata pues de una metáfora y no del sustantivo convencional, así tampoco en esa ciencia que conocemos como semántica se da incongruencia en la relación significativa de Jinotega, novia de la montaña, no se debe olvidar la diferencia entre género gramatical, propio generalmente de la estructura de las palabras, y género masculino o femenino, que diferencia el sexo entre macho y hembra.  Solo alguna gramática parda podría confundir esta realidad, pero sea gramática o sea semántica, estaría a la altura de aquella astronomía que consideraba a la tierra como el centro del universo.

Hace medio siglo, en toda Nicaragua, las clases iniciaban en mayo. El campesino hundía el arado para sembrar con las primeras lluvias los frijoles, el maíz y otros alimentos. Paralelamente, en las escuelas los maestros sembraban las palabras en las mentes de los niños. La siembra era, como ha sido en Jinotega, de granos y de valores. Pablo Antonio Cuadra, el gran nicaragüense que cumple este año su primer centenario de nacimiento, inicia así su poema “Mayo”:

En mayo los arados comienzan arando la tierra seca
                             y terminan en tierra húmeda. Mayo es el paso
del polvo al fango.
La lengua cruza en mayo
del silencio a la palabra.
Las hormigas
crían alas. Los pájaros crean cantos.
…….

Tiempo de transiciones es mayo, termina una estación y empieza otra, en mayo son las fiestas patronales de Jinotega y en mayo el maestro terminó su obra para que los hijos de Jinotega la lean y acrecienten la autoestima de ser jinoteganos.

Jinotega, significa —en lengua antigua, llamada popoluca por fray Blas de Hurtado y Plaza— región de los jiñocuaos; por su etimología, dice el autor, el nombre de la ciudad sugiere el significado de pueblo de hombres eternos o sabios; a un connotado hijo de Jinotega —mi recordado exalumno, Harvey Wells— le gustaba decir que Jinotega significaba lugar de los hombres de maíz.

El nombre Jinotega irrumpe en la historia —según el autor de la obra— en 1581, cuando los tasadores españoles de ese año reportan 91 indios tributarios y una población aproximada de 371 personas; se dice de Jinotega que su lengua debió ser igual que la de Sébaco, Matagalpa y Muy Muy, es decir, la lengua popoluca o matagalpa.
  
Junto a las primeras noticias de Jinotega como un pueblo habitado por indígenas en el siglo XVI, el autor ha rescatado datos importantes que describen la reducción de esta etnia, los primeros asentamientos de españoles a inicios del siglo XVII y huida de los indígenas del lugar y regiones vecinas por la imposición del trabajo gratuito en aquella época colonial. Es admirable constatar cómo Eddy Kühl, un verdadero intelectual, es también un personaje campechano que sabe departir e interactuar con ricos y pobres, con autores y personas sencillas, con adinerados compradores del café y con las personas que hacen la limpieza de los cultivos y recogen la cosecha. Entre un quehacer y otro opuesto, Eddy Kühl  ha tenido la oportunidad de visitar y sentarse a investigar en la Biblioteca del Congreso en Estados Unidos, las memorias de viajeros que estuvieron en Nicaragua y se refirieron a Jinotega, entre estos: Wilhelm Heine, Carl Scherzer, Thomas Belt, Franz Sapper, Walter Lehmann y Dèsirè Pector. A varios de estos autores los consultó en inglés.

Según los viajeros mencionados, San Rafael del Norte de Jinotega es comparado —por su belleza— con el valle de Bohemia, Sajonia; Carl Scherzer describe el paisaje de pinos, matapalos, naranjas y bananos dorados, casitas blancas con techos de tejas y el orgullo de los ciudadanos; Thomas Belt subraya las características de sus habitantes, con sangre europea, y califica la región como sana y libre de salteadores; Walter Lehmann a quien le movía la misión de salvar lenguas, tradiciones y costumbres, creía que la lengua matagalpa era de la familia llamada misumalpa que incluye el misquito, el sumo y el Matagalpa; realiza estudios sobre esta y obtiene un vocabulario de parte del ingeniero Alfonso Valle.

El autor de Jinotega, novia de la montaña, no solo es un investigador en bibliotecas nacionales y extranjeras.  Es un hombre acucioso que busca la fuente de la información donde esta se encuentre.  Si la topografía niega el paso a su vehículo, él sabe montar y seguir en el caballo, no le da miedo enlodarse las botas.  Sabe flexionar su cuerpo para pasar entre dos hilos de alambre de púas y tiene la virtud de ganarse la confianza de la gente más humilde de lugares recónditos.  En esta obra, Eddy Kühl ha conversado, rescatado y reconstruido historias con el apoyo de personas de la etnia Matagalpa, con la consulta de los historiadores clásicos nacionales como: Francisco Ortega Arancibia, Jerónimo Pérez, Andrés Vega Bolaños, Carlos Molina Argüello y no olvida ni omite la monografía de Julián N. Guerrero, a quien cita en las pp. 50, 75, 93, 136, 220 y 405., a don Germán Romero Vargas,  al director de la Academia de Geografía e Historia, don Jaime Íncer Barquero, citado 25 veces en la obra, y no olvida la mención de colegas como: Jilma Romero, Carlos Alemán Ocampo, etc.

Describiendo la geografía de Jinotega, el autor se detiene en el esbozo histórico-geográfico de los ochos municipios: Jinotega, San Rafael del Norte, La Concordia, San Sebastián de Yalí, Santa María de Pantasma, Wiwilí, El Cua y San José de Bocay.  Nos presenta una breve historia de las familias jinoteganas que han descollado en el lugar y la historia nacional: los Pastora, Zamora, Molina, Castellón, López, Rizo, Alfaro, Gadea, Zeledón, Úbeda, Pineda, Arauz, Stuart, Kühl, Baldizón, Blandón, Zelaya, Vílchez… Religiosos célebres por el conocimiento del lugar, celo apostólico y santidad: fray Fernando de Espino, fray Blas de Hurtado y Plaza, fray Agustín Morel de Santa Cruz, el santo fray Odorico D´Andrea que aunque no fueron lugareños dejaron importantes documentación y testimonios que el autor los ha recogido en su obra.

Los prohombres del lugar están presentes: Patricio Centeno, héroe de San Jacinto; el general Benjamín Zeledón, héroe y mártir en la Batalla del Coyotepe y la Barranca; el estadista Bartolomé Martínez, célebre por su patriotismo, honradez y preocupación por el progreso. No faltan las mujeres como las hermanas Baldizón, conocidas como las amazonas del café, Demetria que fue la esposa de Otto Kühl, (era su bisabuela, amigo Raúl Amador), hermanas de ella fueron Rosenda y Delfina; Blanca Arauz, la esposa del general Sandino; y Filomena López, símbolo de mujer ejemplar, de madre abnegada y productora de café. Ni faltan los artistas y músicos que le han dado un toque de distinción a esta región de la polka y la mazurca.

El libro de Kühl Arauz es una obra preciosa que rescata nombres de lugares, para algunos lectores nunca escuchados, toponimias de lenguas indígenas, nombres y aportes de personas que hasta ahora se podrán incorporar a la tradición de nuestra cultura, representada por las instituciones de la economía, la religión, la educación, la arquitectura, y particularmente, el arte: escultura, cerámica, música, danza y las buenas letras. Y no solo, también documentos importantes para nuestra historia como el Acta del matrimonio eclesiástico del general Sandino con Blanca Arauz, y el recuento de algunos secretos indígenas.

En verdad esta obra está destinada a ser un patrimonio de los jinoteganos, una obra que debería estar en todas las escuelas del departamento, en todas las bibliotecas de los municipios, en los hogares de todos porque contiene la historia de todos. Felicito a Invercasa, al presidente de su Junta Directiva, esta noche con nosotros, por promover a través del Fondo de Promoción Cultural “Dr. Agustín Torres Lazo” esta obra de invaluable riqueza para Jinotega y el país.

A Eddy Kühl Arauz los nicaragüenses y, particularmente los jinoteganos, le deben admiración y, más todavía, gratitud por esta obra que implica tantas horas de trabajo: investigación, lectura, visitas de lugares, entrevista con personas, composición, escritura y revisión. Emular el trabajo del autor haciendo con otros departamentos lo que él ha hecho por Jinotega y Matagalpa es una forma de completar por Nicaragua lo que él se propuso por los departamentos mencionados del norte del país. Felicito al autor y espero que las instituciones y los ciudadanos nicaragüenses acojamos su obra y encontremos en ella el amor por Nicaragua que Eddy Kühl Arauz ha depositado en cada una de las páginas de Jinotega, novia de la montaña.
  
INVERCASA, el día 12 de julio de 2012.


miércoles, 18 de julio de 2012

¿Novia de la montaña o Ciudad de las Brumas?

Eddy Kühl y Jorge Eduardo Arellano


Jorge Eduardo Arellano

En su última obra de recopilación histórica, Eddy Kuhl ha tenido la ocurrencia de rebautizar a Jinotega como “novia de la montaña”. Está en su derecho de hacerlo el matagalpino, pero antes debió haber consultado a los jinoteganos que, al menos desde 1919, le dieron el adecuado y merecido título de “Ciudad de las Brumas”. Además, debió también consultar la nueva denominación con sus amigos filólogos. Yo le hubiera advertido que comete un error gramatical: la falta de concordancia de género.

Esta concordancia funciona en la canción de Tino López Guerra, quien llama a Managua “la novia (femenino) del Xolotlán” (masculino) y en el verso de Carlos Mejía Godoy sobre Carlos Fonseca Amador: “novio (masculino) de la patria rojinegra” (femeninos tanto el sustantivo como el adjetivo). ¿O será que Kuhl, en su arbitrario cognomento, promueve el “lesbianismo” idiomático: “novia” (femenino) de la montaña” (idem)? Espero que solo sea un ingenuo producto de su diletancia historiográfica.
Para Juan Velásquez Molieri esa diletancia no es sino cretinismo. Pero yo saldré en defensa del colega incidental: no hay que pedir mucho al ingeniero civil de profesión y exitoso empresario cafetalero y turístico que ha aprovechado el hobby de su ancianidad menor (pasados los 60) y de su ancianidad mayor (superados los 70) para indagar sus raíces germánicas, difundir una reseña histórica del café en Nicaragua, averiguar acerca de los inmigrantes extranjeros o redactar monografías sobre su ciudad natal y otras localidades de su región norteña. Sin duda, nadie posee su entusiasmo ni los recursos para ejecutar esas tareas.

Es en la metodología donde reside su principal falla. No maneja suficientemente la bibliografía disponible sobre los temas a investigar ni recurre a fuentes primarias en forma directa, ni se exige un rigor mínimo para citar las fuentes secundarias.

Le otorga demasiada importancia a las comunicaciones personales (vía correo electrónico o entrevistas) y no comprueba si los datos son fehacientes. También impide que sus borradores sean sometidos a una limpia corrección de estilo que siempre lo requieren.

En el caso de Jinotega, novia de la montaña (Managua, Pavsa), editada no en “1012” —su primera errata, en la ficha catalográfica, de las muchas que contiene— sino en 2012. Sin embargo, es un esfuerzo más de Eddy por abordar monográficamente la historia de una ciudad, de un departamento y de una región. Incluye en ella informaciones de sus anteriores trabajos, se excede en hablar de científicos que casi nada tienen que ver con la materia, y no saca partido a libros precedentes como Jinotega en mis recuerdos de Simeón Rizo Castellón o Nicaragua en mis recuerdos (1997) de Simeón Rizo Gadea. De haber leído bien el último, hubiera destacado al máximo la obra cultural promovida por el presbítero español Ernesto R. Oyanguren. Por cierto, en su bibliografía Kuhl confunde la obra de Rizo Gadea con la de su hijo.

Además, las referencias erráticas abundan. Escribe mal el apellido del gobernador Artieda (“Artieta”), inventa dos constituciones de la república (las inexistentes de 1823 y 1842), ubica a Squier —que vivió en Nicaragua de 1849 a 1850— “en tiempos coloniales”, yerra al afirmar que Tomás Belt recorrió el país en 1900 (lo hizo entre 1872 y 1873), repite que el primer combate de Sandino fue en Saraguazca, ignorando que aconteció en El Jícaro el 2 de noviembre de 1926 (durante la guerra civil) y en Ocotal el 16 de julio de 1927 al inicio de su resistencia antintervencionista (Saraguazca, en el que Sandino fue herido, aconteció el 19 de junio de 1930). Asimismo refiere que el padre Bernardo Ponsol falleció en 1950, pero fue en La Libertad, Chontales, el 22 de abril de 1946; y afirma que César Ramírez Fajardo es el autor de “Son tus perfúmenes mujer” (el bisturí sólo la rescató del folclor de Cosigüina).

Todas las anteriores imprecisiones se hubieran evitado de haber pedido su autor el auxilio de cualquier amigo historiador. Yo las hubiera corregido, aparte de indicarle la fuente de donde tomó el texto de Desiré Pector sobre Jinotega: el más extenso y valioso que Eddy transcribe, y que corresponde a la obra antológica Nicaragua en el siglo XIX – Testimonios de funcionarios diplomáticos y viajeros (Managua, Fundación Uno, 2005).

Por lo demás, la monografía de Jinotega de Julián N. Guerrero (1996) no existe para Kuhl. Allí se encuentran datos importantes como el significado del topónimo indígena jinotega y el himno de la ciudad, creado con motivo de su cincuentenario en 1941. En resumen, más que una novia de la montaña, Jinotega se presenta en esta obra como una novia en harapos.

*Escritor e historiador
Publicado en El Nuevo Diario - 7 julio 2012

Eddy Kühl… ¡No puede ser…!

Augusto Zelaya Úbeda


Los ojos desorbitados… las manos crispadas… Leía y no creía!. Qué le hiciste a ese tipo que comenta tu libro y te trata como te ha tratado?. Es un “Acadèmico de la Lengua ”..?.. es Doctor en cuanta chochada se refiere al idioma…? brujo de la letras…? la última chupada del mango en literatura…?. Pero, es un patàn, un vulgar y un – como dicen ahora – Analfabeto Social!.

Te acuerdas, Eddy, cuando, a raíz de la publicación de mi libro “Y Vamos Al Norte” tú, muy amablemente me ofreciste presentarme en una  organización de escritores…?. Con mucho tacto yo no acepté. Tengo horror a las Academias y círculos de “ungidos”. Este Señor Arellano, a quien, gracias a Dios sólo conozco de resbalón, es un dechado de arrogancia y  prepotencia. Expele un aire de suficiencia y superioridad que no alcanza ni en su misma ropa. Su lenguaje corporal lo muestra tal  y como él se cree: Un merecedor del Nobel y de todos los premios del mundo!.

Voy al punto.  

Pueda ser que él tenga razón en varios puntos. Pero hay mil maneras de matar un gato. El lenguaje es de significados inconmensurables. Tiene reglas, pero, a veces, el sentimiento va a expresarse transformando ese mismo lenguaje.

Yo sé que tú usaste la expresión “Novia de la Montaña” sintiendo el sentimiento que nosotros tenemos de la montaña, que no es “femenina”, ni masculina”. Es, simplemente, esa entidad nuestra que la vemos fuerte, potente. Y si fuera que propones un amor entre la ciudad y la montaña… Cuál es el clavo del “lesbianismo”… Ahora el tipo éste es homofóbico declarado!!!

A veces, en mis escritos  yo llamo a Jinotega “Mi Batería” . Y eso no quiere decir que me olvide de su feliz apelativo de  “Ciudad de las Brumas”. Pero, para mí, Jinotega es una batería que me carga de entusiasmo y alegría de vivir porque allí tengo a mis familiares, a mis amigos..

Cómo te puede endilgar palabras como “Diletante”… “Cretino”… ¿Sabrá el significado de esas gruesas e inmerecidas palabras y, tan grosero te las estampa en la cara sin asco…? Y negar el mérito que te has ganado a pulso de ser, con tu estimable esposa, empresarios orgullosos y eficientes. Es pecado ser viejo, o mayor de 60 o 70 años..? Acaso este tipo ha bebido en la fuente de la juventud..? ¡Te voy a ver en diez años más, adiposo censor !!!.

Analfabeta social se llama al tipo que, teniendo capacidades intelectuales muy buenas, se comporta conflictivamente en la sociedad. Esas cosas que dijo el Supremo Censor, si debía decirlas, debió haberlas dicho como gente educada., incluso, personalmente. Si pudo escribir públicamente esas groserías, pudo – si fuera un Hombre educado – llamarte y prevenirte de los errores.

Si te equivocaste, Eddy, es porque eres humano; pero vale más tu honesta y sana intención de identificar retazos de nuestra historia. Pero lo mejor que hiciste fue no consultar con ese vulgar “intelectual”. Sigue adelante!. Jinotega, la montaña y sus gentes están contigo.

“Los gordos ladran, Chancho. Es señal que avanzamos”.  

*Maestro.

La crítica de Jorge Eduardo Arellano

Edgard Rivas Choza

Cuando empecé (hace tres décadas) a leer los ensayos literarios o históricos del intelectual nicaragüense Jorge Eduardo Arellano (JEA), lo primero que en el orden  admiré de ellos, fue: precisión cronológica; relación fáctica; construcción sintáctica; coherencia sistemática; unidad temática; clara expresión lingüística; tono serio y altura profesional (no perfecto), al discurrir sobre poesía, narrativa, pintura y hechos acaecidos en nuestro país en diferentes épocas de la vida nacional. Su pluma ágil y delicada trama, acomodándose plácidamente y con facilidad de  palabra sobre la página en blanco; imaginé, desde ese entonces, estar frente a una persona no egoísta, con vocación de servicio, un personaje acucioso en la investigativa, desempolvando verdades ocultas para entregarlas al pueblo; consideré estar siempre ante un conocedor, hasta el momento, de una historia tergiversada, la que se ha empecinado rectificar tenazmente; imagen sobre este alto exponente de nuestra cultura, arraigada en mi memoria como un brillante de alto quilate.

Pocas veces he cruzado palabras con este importante caballero (Escritor e historiador), la primera vez fue para hablarme de Arcadio Choza, mi tío abuelo: periodista, poeta y escritor capitalino (Poetas modernistas de Nicaragua, Ramón Sáenz Morales - Managua 23 de junio de 1891 – Idem: 5 de septiembre de 1927 - Colección cultural pág. 301 – Julio Valle Castillo), la última vez, hace unos meses, fue en mi Matagalpa, en su conferencia sobre Rubén Darío. Aseguró que el Panida nació por casualidad en Darío – Matagalpa, lo cual no comparto, no creo en las casualidades, lo cierto es que el acontecimiento se dio en ese lugar a una determinada hora, cuando los astros ocupan un lugar en el firmamento. Todo precisado por Dios.

Bueno, amigos y amigas de Nicaragua, siempre con el respeto que se merece Jorge Eduardo Arellano, la imagen que tenía de él se opacó el día sábado siete de julio del año en curso al leer su artículo de opinión que tituló “Novia de la montaña o Ciudad de las Brumas”, criticando la última obra del colega Eddy  Kühl Aráuz, y no es que yo esté en contra de la crítica, siempre cuando ésta sea sana y constructiva. Todo lo que JEA dice, que a su vez no es verdad absoluta; pudo haberlo dicho como colega, como hermano de las letras (si así lo considera), pero no en la forma vulgar y grosera como lo hizo. Inicia su página hablando de la recopilación histórica y sube la voz llamándolo promotor del “lesbianismo” idiomático, luego cita  a Velásquez Molieri – “esa diletancia no es sino cretinismo”. Pero dice salir en defensa del colega incidental (Diletante), uno: le dice practicar una ciencia o arte como aficionado, sin tener capacidad ni conocimientos suficientes. Dos (Cretinismo): a).Enfermedad caracterizada por un peculiar retraso de la inteligencia, acompañado, por lo común, de defectos del desarrollo orgánico. b). Estupidez, idiotez, falta de talento. Tres (Incidental), colega de poca importancia o no esencial, intrascendente, y Cuatro, con lo de ancianidad menor y ancianidad mayor; quiero decirle mi estimado amigo: que todos vamos caminando al mismo lugar; aseguraba mi padre, don José Rivas Maradiaga: “El que no llega a viejo, es porque se jodió antes”.

Con todo esto desmenuzado, y  sin máscara alguna, le aseguro que su crítica no es sana, y en nada contribuye a la cultura nacional; por el contrario, usted “LE RINDE TRIBUTO A LA GUERRA” La historia escrita por los grandes está llena  de errores, de fantasías que con el tiempo se vuelven de carne y hueso. Como dice mi querido profesor, Doctor Douglas Stuart Howay, “la historia son aproximaciones”, la verdad absoluta no existe, lo importante es tener el ánimo de hacer, de crear y recrear, de criticar para superar, no para destruir; concluyo citando al poeta  y maestro Efraín Osejo Morales: “CUANDO EN LA CRÍTICA SE ALTERA LA VOZ, SE GOLPEA LA MESA Y SE ESCUPEN OFENSAS PERSONALES,  DESAPARECEN Y SE DEBILITAN EN ELLA, LA RAZÓN Y LA OBJETIVIDAD; DISMINUYÉNDOSE EL CRÍTICO, A UNA PELIGROSA MÍNIMA EXPRESIÓN INTELECTUAL”.
 
*Escritor.

NOVELA TE AMARÉ POR SIEMPRE DE XOCHITL SARMIENTO

  Sergio Simpson y Xochitl Sarmiento. (Foto: Mauricio Midence) Cuando recibí la novela en formato PDF la abrí emocionado. Después de varios ...