Daniel Ortega y
Rosario Murillo nos piden tener fe y esperanza, y sus fieles repiten el mensaje
vociferando que confiemos ciegamente en la pareja bendecida por el mismísimo
Dios para conducir al pueblo hacia la tierra prometida, como Moisés.
Fe y esperanza en
el Gran Canal Interoceánico, y los sub proyectos, como opción para que el país
supere la miseria en la cual vive la mayoría de habitantes, pero no creo en la
promesa.
Por principios, no
asumo fe ni esperanza sino argumentos y acciones con base en planificación, administración
transparente, efectividad, y resultados, lo cual no encuentro en los actos de
la pareja presidencial y sus funcionarios para erradicar la pobreza y edificar
una sociedad justa con participación ciudadana.