A las 12:25 de medianoche, domingo 19 de mayo, el féretro con el cuerpo de Eddy Montes Praslin ingresa
al salón de la iglesia de Molagüina. Tropas especiales de la policía mantienen
su posición, media cuadra al sur y media cuadra al norte. Alrededor de cien
personas se quedaron para recibir y velar al prisionero político muerto en la
cárcel La Modelo, Tipitapa.
Los uniformados no
lograron “aculillarlas”, aun cuando
al atardecer del día anterior golpearon a mujeres rezando hincadas, dispararon
bomba de sonido para atemorizar, y trataron derribar las rejas frontales del
templo para desalojar a quienes rendían homenaje simbólico al amigo oriundo de
Matagalpa.
¡Eddy Montes! -grita alto
la voz aguda de la chavala, la resonancia se expande y se escucha en los alrededores,
en el silencio de medianoche- ¡Presente! -responde en coro la gente con el puño
en alto. El féretro es cargado en hombros, y depositado entre coronas y ramos
de flores, lo cubren la bandera de Nicaragua y Estados Unidos, sus dos países.
La repetición del nombre se prolonga cerca de cinco minutos continuos. ¡Eddy
Montes! ¡Presente!… ¡Eddy Montes! ¡Presente!… ¡Eddy Montes! ¡Presente! Se
derraman lágrimas en rostros indignados y doloridos. Le ofrendan honores.