Matagalpa- Nicaragua. Habemos pocos…
verdad… la gente tiene miedo… con la represión que han desatado te pueden secuestrar
o matar – me dice un conocido, excombatiente del FSLN. En ese momento, las dos
y media de la tarde del sábado 11 de agosto, frente a catedral de Matagalpa
había unas cien personas con banderas de Nicaragua, pancartas, sin morteros, esperando
iniciar la caminata demandando libertad para los presos políticos cuyas
fotografías levantan.
No imaginé que poco tiempo después nos
dispararían, ni que me robarían mi cuaderno de glosas periodísticas, tampoco
que dos exguerrilleros sandinistas a quienes saludé estarían presos al
finalizar la marcha, acusados de asesinar a quien ellos conocían, otro
sandinista.
A las tres de la tarde, cerca de
doscientas personas inician el recorrido. ¡Vivos se los llevaron… vivos los
queremos! ¡No tenemos miedo! – repiten. Pasan frente al edificio de la policía
y bajan por la avenida José Dolores Estrada, hacia el sur, contra la vía, a
tres cuadras de las oficinas edilicias.