LE ENCANTA LA GUERRA

En la calle de un pueblo en Nicaragua.

En Nicaragua, aún no se extinguen quienes afirman engrandecerse disparando balas o recordando hazañas de matanzas reales o ficticias para presumir superioridad y demandar privilegios.

En medios de comunicación encuentro alabanzas a personajes con millones de dinero producto de las eficientes relaciones socioeconómicas en este sistema político. Corruptos famosos enaltecidos por seguidores aprovechados que desean superar su condición de vida ansiosos de consumir más.

Ese discurso de fusiles y cachiporras es obsoleto en Nicaragua, sin embargo vemos incontables nicas con ánimos agresivos en la disputa por el poder, la gloria, y la fortuna. Se relacionan de tal manera que no muestran un cambio sustancial dejando la ira ni capacidad de construir un modelo democrático.

REALISMO NICARAGÜENSE

Fragmento del Mural en el centro artístico Rincón de los suspiros agónicos. Matagalpa

 La historia de Nicaragua ha sido calificada mágica, hasta de maravillosa, sin embargo es real producto de la cultura sin capacidad de construir un sistema superior: el democrático.

 Eruditas nacionales describen a esta sociedad practicante de acciones primarias, consumidora de mitología y acostumbrada a la reverencia, participante en despiadadas batallas entre súbditos y jerarcas cuyo ejemplo es apropiarse de botines de guerra y crear hazañas sangrientas demostrando la ruta del éxito.

 En la ferocidad vivida no hay magia ni realismo mágico, es consecuencia de factores genéticos y sociales, en un país multicultural varias naciones disputándose las pequeñas riquezas, racismo y violencia en sus propósitos, luchando por la acumulación de bienes y la libertad.