Para quienes no comprenden o les interesa, y para
que hablen con conocimientos quienes me acusan de antisandinista.
En mi casa, desde niño, especialmente mi abuelo Guillermo Simpson y mi
madre, Gloria Simpson, me enseñaron a razonar y leer. Jamás aprendí al tubo.
Cuando preguntaba me conducían a diccionarios, enciclopedias y novelas
literarias, me preguntaban para que yo respondiera. Me orientaban ver todas las
posibilidades y probabilidades de un fenómeno.
Esa formación me causaba problemas serios en el colegio, desde primaria,
y así fue en la universidad y en toda mi vida laboral y política. Y me sigue
causando problemas porque pienso y expongo mis criterios tratando de
contribuir, según mi modesto conocimiento y sin ofensas o vulgaridades.
A los quince años de edad leí El Capital, y seguidamente El origen de la
familia la propiedad privada y el estado, El lobo estepario, La rebelión de las
masas, Los condenados de la tierra, Así habla Zarathustra, El llano en llamas,
El señor presidente, El túnel, y una cantidad de libros que formaron mi idea de
la humanidad y la sociedad.
Desde entonces no he parado de leer, es imposible para mí no leer un
día. Y desde hace muchos años, en la adolescencia, comencé a escribir poemas y
narrativas cortas, la mayoría de amor, dedicadas y entregadas a las musas, y
una que otra sobre la represión somocista. Desde el triunfo de la Revolución
Popular Sandinista escribí sobre política, mi primer comentario lo publicaron
en el periódico El Brigadista, cuando la Cruzada Nacional de Alfabetización.
Cuando inicié en periodismo, estando en primer año de la universidad, en
Marzo de 1981, trabajé en un noticiero y pedí dedicarme a cubrir eventos
políticos, y escribir comentarios coyunturales, así lo hice también en La Voz
de Nicaragua donde Carlos Guadamuz, su director, al leer mis escritos los
autorizaba aun cuando era novedoso editorializar en esos noticieros, eso sólo
lo hacía Carlos frente al micrófono.
Los años que pasé dirigiendo radioemisoras, desde 1982 hasta 1990, nunca
dejé de decir lo que pensaba, en función de lo que creía que eran los
principios y objetivos de la revolución, así causara, como siempre, serias
controversias. Sin embargo, en el FSLN había posibilidades de discernir,
aportar con mis argumentos a las líneas políticas de información, propaganda y
agitación. No importaba que me tildaran de rebelde, indisciplinado, los
resultados de mi trabajo demostraban eficiencia.
Después de la derrota electoral del FSLN, en 1990, quedé desempleado
porque no quise poner a mi nombre la radio Insurrección, que yo dirigía en
Matagalpa (Una situación que posteriormente narraré). Entonces decidí escribir
gratuitamente, en el diario Barricada, para defender lo que la revolución había
hecho en beneficio de la sociedad empobrecida.
Nunca tuve temor de enfrentar a la derecha, argumentando cómo
desmantelaban los derechos ciudadanos de los pobres, y el accionar corrupto y
reaccionario gubernamental. Eso me costó bloqueo en mi trabajo, ofertando
servicios profesionales, pues la derecha no permitía la libertad de expresión
de los periodistas sandinistas.
También critiqué al FSLN, sobre todo a piñateros, los nuevos
millonarios, y la miseria que sufrían militantes históricos, lo cual ocasionó
ofertas de medios de comunicación de derecha para que atacara al FSLN, con buen
salario, hasta mil setecientos dólares mensuales, pero me negué, les dije: No
soy mercenario, critico a mi partido porque no estoy de acuerdo con
desviaciones ideológicas, soy marxista.
En el año 2000 me integré como activista voluntario a la campaña
municipal del FSLN, fui a la reunión inicial pero después me bloquearon, no me
invitaron a las reuniones, a pesar que presenté propuestas de cómo utilizar los
medios de comunicación y aglutinar a periodistas sandinistas para provecho de
la contienda electoral.
Desde entonces en el FSLN no han permitido que participe. Una vez le
pregunté a Irma Dávila,. Secretaria Política en Matagalpa, si me habían
expulsado del FSLN, me respondió que no, pero tampoco permitió mi participación
con mis propuestas, entre ellas articular una red de comunicadores para
fortalecer divulgación de informaciones de las alcaldías municipales ganadas
por el partido.
Posteriormente, Noel Escobar Corea, presidente departamental del Consejo
Electoral, a petición propuso que yo fuera el divulgador de la institución,
considerando mi experiencia, pero en el Comité Departamental del FSLN no
aceptaron, según me comunicó Noel.
Continué escribiendo mis comentarios políticos en El Nuevo Diario, luego
del cierre de Barricada, en 1997, criticando a la derecha, y así lo hice hasta
el 2006 que ganó las elecciones Daniel Ortega, con la cual contribuí con mis
escritos publicados también por medio de internet y mi activismo político
personal en las calles.
Antes de las elecciones del 2006 le propuse en Matagalpa, al FSLN,
reuniones con periodistas, locutores, trabajadores de la comunicación, para
articular ejes y acciones a través de los medios de comunicación local,
nacional, y extranjeros, pero no consideraron mi iniciativa, una vez hubo
reunión, nada más.
Le envié la propuesta a Rosario Murillo, para que reuniera a
trabajadores sandinistas de medios de comunicación, con el mismo propósito que
sugerí en Matagalpa, pero no respondió, no tuvo la gentileza. Después de la
victoria de Daniel, en el 2006, insistí con Rosario y le escribí correo, llamé
por teléfono, y también insistí en Matagalpa, sin resultado alguno.
Amigos del Bloque de Profesionales Sandinistas, claros de mi experiencia
y posición política, propusieron que yo trabajara en una de las áreas de
divulgación del gobierno central. Me llamaron para decirme que si aceptaba el
trabajo era con la condición que sólo obedeciera, nada de deliberación o
propuestas, que la compañera nada más quería personas que cumplieran sus
órdenes.
Por supuesto no acepté, a pesar que ellos me dijeron podría ganar un
buen salario y hacer mis entradas extras. Tampoco puedo hacer venado, los
periodistas le llaman venado a los ingresos económicos por loas publicitarias a
personas o negocios, o desde un puesto institucional esquilmar a otros
periodistas contratados para servicios publicitarios, los divulgadores se
embolsan un porcentaje del contrato. Jamás haría algo así.
Viendo a militantes históricos, honestos, excluidos del nuevo gobierno
sandinistas, la corrupción y el oportunismo, decidí continuar con mi posición
crítica independiente, para no silenciar lo que pienso y tratar de contribuir a
crear una sociedad con justicia social, la cual no veo en este momento.
Por esas razones el FSLN maniobró en el 2009, cuando fui candidato a
presidente nacional del Colegio de Periodistas de Nicaragua, mandando a su emisaria
Martha Marina González, periodista diputada, a que, violando el reglamento,
inscribiera de última hora a fieles periodistas, les proporcionó dinero, y
votaran en contra mía. El matrimonio presidencial no se arriesgó a escuchar mis
propuestas en bien de la superación del periodismo nacional y la libertad de
prensa. Como seguí formulando me expulsaron arbitrariamente de ese organismo,
en junio 2010.
Allá aquellos que se dicen sandinistas y permiten (son parte) del
servilismo, corrupción, oportunismo, sin sentido crítico, disciplinados sin
opinión propia sino repetidores del discurso cansino y demagogo de la primera
dama. No es esa mi formación en el sandinismo, ni la educación en mi casa.