No se ha labrado
otro camino que el de las balas. La represión gubernamental nos indica la ruta
para romper las cadenas o al menos desatar la furia interna, esperanzados en la
libertad disfrutando derechos.
Tristeza,
repugnancia, dolor, arrechura, siento observar que las controversias políticas
en Nicaragua siguen sustentadas en las armas. Lo demuestra la emboscada a la
caravana del FSLN y el proceder de la policía y el ejército buscando culpables.
Violan los derechos
humanos unos y otros, en defensa de los derechos sociales; golpes, cárcel, sangre,
represión, vivimos porque la justicia no existe para todos y todas, la ley se
cumple según los intereses de quien domina el sistema.