Donde se delibera acerca de acciones efectivas para el
cambio de sistema, distrae de la tarea diaria ocuparse de la perorata
tradicional de nuestra oficial y anacrónica política.
No estamos para cumplir las reglas de un sistema opresor,
sino para desconocerlas. La desobedencia civil es necesaria, sino -reitero- no
cambiaremos la historia de guerras, no crearemos Estado de Derecho.
La lucha es en las calles, y no me refiero sólo a
manifestaciones sino al encuentro reflexivo y organizativo con el pueblo, la mayoría empobrecido y
reprimido, aspirando aún vida digna y beneficios por su trabajo.