Donde se delibera acerca de acciones efectivas para el
cambio de sistema, distrae de la tarea diaria ocuparse de la perorata
tradicional de nuestra oficial y anacrónica política.
No estamos para cumplir las reglas de un sistema opresor,
sino para desconocerlas. La desobedencia civil es necesaria, sino -reitero- no
cambiaremos la historia de guerras, no crearemos Estado de Derecho.
La lucha es en las calles, y no me refiero sólo a
manifestaciones sino al encuentro reflexivo y organizativo con el pueblo, la mayoría empobrecido y
reprimido, aspirando aún vida digna y beneficios por su trabajo.
Lo primordial es el empleo, ingresos económicos.
Salarios de acuerdo con las funciones, capacidades y carestía del mercado.
Financiamiento justo para pequeños empresarios. Respeto al derecho humano de
protestar y pedir cuentas de la administración del erario.
No le compremos, no le paguemos al sistema, para
comenzar. Reduzcan más su consumo los pocos pudientes, paguen menos impuestos y
no paguen a quienes se los embolzan.
En noviembre no váyamos a votar. Que lleguen a las
Juntas Receptoras de Votos quienes están cómodos o ilusionados. Los inconformes
no votaremos.
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