Miembros del FSLN sitiando catedral, Matagalpa. Obligaron a autoconvocados a encerrarse. 30 mayo 2019. |
Desavenencias
políticas se dirimen con balazos. La sangre regada anima a una parte de la
sociedad nicaragüense. Les fascina, les excita la violencia, la bocatería.
Trogloditas
serán, u orgullosos descendientes de tribus caníbales, o cobardes que azuzan y
no son vanguardistas en el campo de batalla.
Producto
de lo que sea, fastidia la violencia opacando a la razón, deficiencias
neurológicas afloran iracundas ante quien opina contrario, se mofe de los
absurdos, o les describa sus conceptos y actuaciones distantes del
discernimiento.
En
las calles encuentro fisgones del gobierno, aparentemente encubiertos pero
identificables aun sin guayaberas ni lentes oscuros, evidenciando su oficio,
amenazantes, altaneros, vigilando con odio; y opositores deseosos de aniquilar
a los opresores y romper las cadenas.
Sin
embargo, la mayoría de la sociedad nicaragüense se distancia de repetir
conflicto armado, guerra civil, golpe de estado, corrupción, robo de
elecciones, reelecciones, miserias, en un país cuya gentecita ha sido incapaz
de construir la paz y el bienestar dos siglos después de su independencia.
Otros,
los poquitos, se elevan alejándose de escenarios incongruentes y sanguinarios,
son compasivos con quienes no comprenden, no los fustigan ni les responden a
sus recriminaciones u ofensas; en cambio algunos obtienen beneficios
financieros durante la matanza entre nicaragüenses.
Han
emanado calificativos de todo tipo, señalando defectos personales o
ineficiencias mentales, o deleites morbosos cuando comparten la fotografía de
una mujer política desnuda traicionada por el amante fotógrafo que la expone al
público.
Familiares
enfrentados a gritos, aun cuando hablan de afectos y unidad sanguínea, y
ciertos se enorgullecen del apellido y presumen abolengo colonial, y otros
enemistados por incompatibilidad política, con razón o sin ella, la imposición
de modelos y líderes versus la libertad del ciudadano para ejercer sus derechos
y cumplir obligaciones sociales.
Conflictos
entre parientes se extienden por carácter, dinero, posición social, mando;
muestra es la cantidad de mujeres asesinadas y las sometidas por el macho que
amenaza y golpea.
Advertencias
por todos lados, contra la libertad de pensar y emitir opiniones criticando a
quienes administran o se benefician del dinero del presupuesto nacional.
Maldecido
si no apruebas la represión ordenada por los gobernantes, bendecido si te
enfrentas para defender al comandante y la compañera.
Buenos
y malos, y la hecatombe continúa, y las denuncias por cárcel, torturas, secuestros,
nombrando a sublevados muertos y a miembros de las fuerzas pro y gubernamentales
que perecieron, más bien “cayeron defendiendo
al sandinismo”.
El
propósito de los gobernantes es aterrorizar, un método que no genera resultados
efectivos, probado está en Nicaragua; el de los rebeldes cívicos es cambiar a
los gobernantes por medio de expresiones sin violencia, pero en la sociedad
también existen personas ansiosas de disparar o que otros disparen.
La
pobreza aumenta, la moneda se devalúa, sube el monto de las facturas de los
servicios básicos domiciliares, el desempleo y la mala paga son fatales,
ansiedad y frustración de profesionales nicas calificados.
Simpatizantes
del gobierno viven en un mundo de amor según sus discursos, sin embargo no
permiten objeciones, y se presentan a agredir amparados con el uso de la fuerza
estatal. Sus conceptos y comportamientos son despreciados por la mayoría que
quiere cambio de sistema.
Los
autoconvocados son detestados por los danielistas, no importa sean familia,
amigos, o compadres. Se pregona un léxico deplorable, argumentos nutriendo
intimidación, ataque hasta la eliminación
del enemigo, desconociendo vínculos emocionales o sociales.
Cruzan
espadas cristianos que adoran a la pareja
presidencial y a Dios, blanden crucifijos, emiten letanía, blasfeman,
agreden a sus sacerdotes y templos, en manada dispuesta a finiquitar
interpretaciones equivocadas acerca del mando gubernamental supremo y el evangelio
de Cristo en la Tierra.
Nicaragua
es caótica. Tropas circulan dispuestas a desaparecer cualquier muestra
ciudadana en desacuerdo con el régimen familiar, sea bandera, globos, afiches,
o gritos clamando justicia y democracia de rodillas en catedral.
Los
voceros políticos del gobierno aseveran que nada más se defendieron y defienden
de la barbarie “terrorista y golpista”
que inició en abril 2018, “pretendiendo derrocar
al gobierno por medio de Golpe de Estado”, según denunciaron Ortega y
Murillo.
Los
epítetos emitidos por la primera dama evidenciaron su educación. Exasperada
respondió, sintiendo la energía fuerte de inconformes debilitando mucho “su magia”, más con el derribo de varios
de sus símbolos luminosos llamados Árbol de la Vida, y la gente nombra Arbolatas
del Demonio, el escenario de la lucha
entre el bien y el mal, la luz y las tinieblas.
Lo
positivo es que la situación catastrófica está llegando a su fin; la era de
caudillos, corruptos, matones, y soplones se desvanece, la veo desintegrarse
igual que el agua bajo el sol tropical. Es absurdo vivir peleando y con las
mismas justificaciones y culpabilidades.
Esa
especie del pasado no podría desempeñarse en relaciones humanas de respeto y
argumento que anhelan nicaragüenses juiciosos, ni estaría disponible para cumplir
exigencias cognoscitivas de superación personal en la creación del nuevo arquetipo
nacional, en democracia.
Sábado
1 junio 2019 – 14:37 h.
Saludos Sergio desde Sucre Bolivia.
ResponderEliminarSiempre un gusto leerte aunque las noticias no sean buenas.
Aquí, preocupados de que podría degenerar la cosa al acercarse las elecciones.
Muchas gracias, Gregorio. Abrazos.
EliminarHola Sergio
ResponderEliminarSiempre un gusto leerte aunque las noticias no pintan bien.
desde Sucre-Bolivia, donde se teme que degenere en violencia al acercarse las elecciones.