Un
fanático del gobierno, dueño de cantina, agrede a su antiguo cliente porque
había escuchado sus argumentos y ha leído los impresos donde El Cliente
critica al sistema político y propone dejar atrás el poscolonialismo.
La ofensa ocurrió al mediodía de un lunes cuando El Cantinero llegó a un local de superior categoría a los de su propiedad, vio al escribano y se le fue a sentar a la mesa sin solicitar permiso, y reclamó ofuscado diciendo: “No ves las grandes obras del Frente… sólo el comandante lo ha hecho… los puentes y carreteras… hospitales…”