No
respeto a miles de personas, menos a los petulantes con dinero y cargos que
viven a costa de la miseria del pueblo, lo cual no significa que les falte el respeto
(aunque parezca cantinflesca esa construcción gramatical), utilizando frase tradicional
del argot antiguo digo: Mi respeto a la compa que me acompaña en la foto.
Es
una de las pocas personas que me refirieron con cualidades cuando vine a Matagalpa,
de carácter firme, actitud sólida, y principios envidiables, arrecha para
quienes no logran preciar su integridad
y franqueza, esa transparencia que nos hace falta cuando nos aferramos a la guatusa,
a la hipocresía, al lenguaje de la conveniencia, generalmente doblando la
cerviz y extendiendo la mano.
En
29 años de estar ligado a esta ciudad, a este pueblo norteño que a veces quiero
dejar y a veces no quiero abandonar, causándome contradicciones entre mi
bienestar y el de los demás que no alcanzan ser cortexianos, he comprobado su
integridad, me anima y, les confieso, me hace falta conversar con ella en ese
lugar, donde me emborrachaba con cervezas y plática, en esa Casa Abierta con añejas
tejas de barro, centenaria referencia frente al parque Rubén Darío, antes plaza
Laborío, la cual exaltó en su poema mi querido Marcos Altamirano Escobar, donde
me sentí motivado conceptualmente, y pocos, por incapacidad mental no valoraron
su arte culinario y atención de amiga, y estoy seguro debido a que ella no cede,
mantiene sus convicciones y mochila al hombro, trasladando su libertad
de ir sin cargas que la limiten, como lo hizo chavala en la guerrilla y ahora con
canas que luce radiante, joven flaca de ayer y hermosa de cuerpo con sus
caderas anchas en la madurez, sigue siendo ejemplo que muchos y muchas, bastante, deberíamos
emular para que esta sociedad nos agrade a los inconformes que soñamos con
gente que nos haga la vida más placentera, y ser nosotros, cada uno, un ser
virtuoso que irradie bienestar y contribuya a la transformación, con aquellos
ideales que calificamos revolucionarios y Alexa sostiene diáfana.
Matagalpa,
domingo 9 agosto 2015
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