Foto tomada de internet. |
“Si mi papa fue del batallón 6012, con mis tres tíos, y andaban un cachimbo de guanuqueños, la mayoría… casi todos, esos si eran güevones… no como estos chavalitos de ahora culos cagados que sembraron el terror… yo sigo siendo sandinista, y toda mi familia, y lo digo donde sea… y si alguien se encachimba… aquí estoy -se golpea el pecho dos veces, fuerte, con el puño cerrado, gritando- sólo esperamos la orden para volarles verga… nosotros tenemos las armas… con ganas estoy de palmar a varios hijueputas golpistas… tranqueros de mierda… “el comandante zequeda”.
En silencio, observo y escucho, sentado a un paso de él que de frente a mí está de pies. Tendrá unos treinta y cuatro años, seguramente el primer hijo de su padre cuando regresó del servicio militar en los años ochenta del siglo pasado. Nació y creció oyendo episodios de matanzas y glorificaciones a quiénes las ejecutaron.