Una de las injusticias cometidas contra nicaragüenses es que no pueden votar en las elecciones si viven fuera del país. El sistema político les ha negado su derecho ciudadano.
La migración acrecentó cuando la guerra de finales de los años setenta del siglo pasado, con la dictadura aquella, desde entonces la fuga no ha menguado producto de matanzas políticas y miserias económicas secuelas de la cultura dictatorial y violenta.
En Nicaragua no existe democracia, los gobernantes han sido corruptos y represores, en mayor o menor magnitud, con uno u otro método, lo cual ha exasperado a miles de compatriotas que huyeron aterrorizados y esperanzados en una vida mejor.
Las estadísticas no son confiables, pero se habla de alrededor o más de un millón de nicas exiliados por necesidades económicas y temerosos de vivir expuestos a combates o agresiones. Sus envíos de dinero han contribuido a la economía de la familia y a la del país miserable.
Más de mil millones de dólares anuales ingresan provenientes de nicas en el exilio, evidenciando que son personas trabajadoras que acá no hubiesen logrado tales ingresos por su labor honesta.
No sólo es su contribución monetaria, como cuota fija mensual, también remiten money para cada festividad o desgracia ocurrida en la familia. Además, envían o traen cajas y contenedores con diversos artículos para la prole y hasta para algunas amistades del vecindario.
Dar visto bueno a elecciones en las cuales no votarán nicaragüenses en el extranjero es seguir avalando un sistema de injusticia.
Domingo 4 octubre 2020
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