Nicaragua vive perenne su expresión contra el análisis, tradicionalmente es limitada la reflexión acerca de fenómenos políticos que concluyen en guerras, donde miles mueren y otros miles se convierten en asesinos. La sociedad, en mayoría, no ha roto con su formación de vida en ignorancia y violencia.
Hemos conocido de mujeres defendiéndose de su agresor, cansadas del maltrato físico sicológico económico que les amarga la existencia durante la convivencia que se suponía un cuento principesco, lleno de amor e ilusión, la promesa de extrema felicidad física y mental. Otras han sido asesinadas o viven mortificadas.
Las personas que denuncian esos vejámenes aprueban la defensa de la víctima ante el atacante, y reclaman su derecho a no ser violentadas, aunque para preservar su dignidad y vida deba sacar de circulación al macho.
El patrón o la patrona, es decir quien contrata para que le trabajen en su empresa, también responde a la cultura del vejamen contra trabajadores, no les cancelan lo justo, se aprovechan de la necesidad salarial que ellos tienen para subsistir.
Empleados se fastidian de recibir poco dinero por su labor, someterse al ultraje verbal, y deciden irse de este país donde el futuro de bienestar parece imposible en los próximos siglos. Muchos de quienes se marchan van decepcionados con el gobierno, los políticos, y sus coterráneos.
En Nicaragua, las divergencias no se han resuelto por la ley como norma, sino respondiendo con furia ante la intimidación. Los tribunales sentencian de acuerdo con la orden de quien manda en el Estado de injusticia que encarcela y tortura.
La sociedad nicaragüense no ha dejado de sublevarse ante los tiranos, es cierto que su educación ha sido muy limitada y no confía en mecanismos cívicos para defenderse, entonces responde con mucha fuerza y dignidad ante los opresores.
Después de siglos de batallas internas deberíamos disfrutar un sistema de justicia, libertad, y progreso, sin corruptos que roben el presupuesto del pueblo y se aprovechen para aumentar fortuna, y ser enérgico apartando a serviles que aplaudan.
Lamentablemente, la represión de gobernantes continúa alimentando la rebeldía pinolera que será imposible detener. Navidad y año nuevo también es para reflexionar acerca del bienestar individual, familiar, y social.
Esta realidad es insoportable sostenerla si desapruebas las prácticas gubernamentales, la violencia de los poderosos predomina y alimenta la respuesta. Desafortunadamente el próximo año podría haber más muertos debido a la demanda de elecciones transparentes.
Lunes 21 diciembre 2020
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