Centenas de miles de personas se han marchado del país, buscando aumentar sus ingresos financieros y temerosas de posible guerra, prisión, golpes, torturas y asesinato.
Se desarraigan, con alegría o sufriendo, o experimentando ambas emociones. Acá no logran el dinero que necesitan, ni como pequeñas inversionistas ni como empleadas. Emigran hacia Norteamérica o Europa, Costa Rica o Panamá
En el año dos mil el censo sindical contabilizaba trescientos cincuenta mil obreros agropecuarios, la principal área de producción nacional, para comer y comerciar, y en ese tiempo el cincuenta por ciento ya había emigrado a buscar ingresos y salvaguardar su vida.
Personas de distintas razas y preferencias partidarias, profesionales y obreros, abandonan al país, viajan desilusionadas, cansadas de las penurias económicas y sobresaltos políticos mortales.
Se marchan con la esperanza y el temple para forjar un mejor porvenir, darle bienestar a sus hijos, habitar con mayor calidad, ayudar a la familia, y en el futuro disfrutar el retiro a como les plazca y en cómoda vejez.
Centenas de miles de coterráneos sufren en su ruta migratoria, y en el extranjero miles se superaron trabajando responsablemente, como buenas personas cumpliendo las leyes para adquirir permiso, residencia, o ciudadanía del país donde radican.
Nicaragüenses en el extranjero han sido sólidos ante las adversidades o humillaciones, aprendiendo de otra cultura menos detestable o igual de fastidiosa pero más rentable. Han crecido considerablemente en materia de economía y educación.
Existen compatriotas que alcanzan óptima prosperidad y no quieren saber nada de las desgracias de esta tierra de puetas, lagos, volcanes, ríos, montañas, matanzas y pobreza.
Dejaron atrás la lucha interna contra la nostalgia y en ellos predomina el placer de disfrutar logros espirituales y monetarios producto de su gestión y labor eficiente en el país que habitan.
Otros pinoleros desean venir a invertir, retirarse en su propiedad y gozar del fruto acumulado durante años de trabajo asalariado que jamás hubiesen recibido en Nicaragua; quieren mantener la posibilidad de viajar ellos y sus familiares.
Nicas siguen añorando un país adelantado, justo, democrático, y aunque se les niega derecho a votar aportan acciones y dinero para que se logre la creación de una preferible vida para sus familiares y la sociedad.
Sábado 30 enero 2021
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