miércoles, 17 de febrero de 2021

Basta de crímenes impunes

Marcha de autoconvocados en 2018.

La mayoría de la sociedad rechaza negociaciones entre políticos para repartirse el poder y dictar impunidad para quienes delinquen golpeando, asesinando, robando; sería demasiado atraso volver a la misma componenda entre cúpulas, ya no aguanta a la barbarie, urge un cambio de sistema.

El escenario es diferente al de guerra en las elecciones de 1990. Enfrentados un ejército y una guerrilla, con más de cien mil nicas armados, piezas de la Guerra Fría entre Estados Unidos y Unión Soviética.

La sociedad estaba cansada de represión, muerte, saña, cárcel, miseria. Los contendientes muy agotados a pesar de sus elevadas motivaciones para disparar, eliminar al enemigo, torturarlo para sacarle información, cada grupo militar justificando su acción letal y daños colaterales.

Fue una guerra despiadada, como cualquier otra, con la particularidad de ser entre compatriotas que agitaban con las razones para acabar con el otro, sin importar fuese familiar, amigo, conocido.

Después de las elecciones, soldados e irregulares debieron ser amnistiados sino seguiría la matanza o volverían a llenar las cárceles por crímenes de lesa humanidad, corrupción, tráfico de drogas, violaciones sexuales, entre otros delitos.

Ahora no hay guerra, el presidente Ortega y su señora actúan como si la hubiera, saben que perderían con votaciones vigiladas, transparentes, democráticas.

Calculan con la intención de entregar la presidencia pero no el poder, si se ven obligados a comicios honestos, como ocurrió en aquella época cuando el FSLN retuvo el mando en las instituciones armadas y con personas millonarias que se apropiaron de bienes estatales.

La justicia tiene que imperar en Nicaragua, para que se comience a construir un Estado democrático, sin abuso de inmunidad, y superar la cultura colonial a dosciento

 Miércoles 17 febrero 2021

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