SANGRIENTA TRAGEDIA INDÍGENA EN CARIBE NICARAGÜENSE

El caribenica.- Sergio Simpson

Terminada la guerra de los años mil novecientos ochenta no concluye la catástrofe de los habitantes oriundos de la selva tropical húmeda en el territorio caribeño que se apropió Nicaragua el 12 de febrero de 1894, con tropas militares al mando del general Rigoberto Cabezas, en cumplimiento a un tratado de 1860 entre Nicaragua y Gran Bretaña al cual los naturales se opusieron.

No es interés escribir la historia del protectorado británico, ni el acontecimiento durante la dictadura del general José Santos Zelaya (1893-1909), sino referir un poco lo que devino desde 1990 cuando miskitos y mayangnas regresaron esperanzados en que el suplicio había quedado atrás, ya que en 1981 habían huido o los militares los sacaron de sus comunidades.

Las expectativas de paz y bienestar de indígenas en la costa Caribe nicaragüense no se han cumplido, el gobierno de Violeta Barrios de Chamorro (1990 – 1996) destinado a superar la bancarrota de la economía nacional otorgó concesiones a nacionales y extranjeros para la explotación de los recursos naturales de las comunidades cuya propiedad reconoció la Ley de Autonomía (1987).

La voracidad destruyendo: tala despiadada de la selva y expansión de la frontera agrícola, en la mar redes cargadas de buques desplazando a pequeños pescadores nativos sin financiamiento, el retorno de compañías transnacionales a la extracción de metales preciosos, y narcotraficantes corrompiendo y criminalizando a una sociedad de posguerra empobrecida y deseosa de prosperidad monetaria inmediata.

Las políticas económicas y la promoción excesiva de consumo llegaron a invadir a las originales comunidades selváticas dedicadas tradicionalmente al cultivo para autoconsumo, caza, pesca, y recolección.

Los foráneos con amenaza, chantaje, o corrupción, relegaron a muchas de las otrora autoridades religiosas y ancianas cuyas denuncias fueron calladas por la fuerza o con dinero. Así, los llamados líderes se enriquecieron ocupando altos cargos gubernamentales o recibiendo propiedades valiosas y otros privilegios.

Hace muchos años que no visito el territorio indígena de mayangnas y miskitos en la selva Bosawas, pero durante dos décadas he leído noticias y comunicados denunciando secuestros, masacres, quemas de viviendas, con fotografías que lo demuestran, acusando en algunos casos a más de setenta invasores armados que no son originarios y se apoderan de las fructíferas tierras comunitarias, pero el ejército no ha sido capaz de eliminarlos como lo ha hecho con aquellos que demandando derechos tomaron las armas contra los distintos gobiernos.

Temo que el “progreso vial” en la región favorece también a quienes cometen agresiones y se apoderan de las tierras, quienes además de capitalizarse su intención es reducir a indígenas a vivir en pequeños territorios o desaparecerlos, amparados en el silencio o complicidad de costeños y demás nicaragüenses indiferentes.

Sábado 18 marzo 2023