viernes, 26 de septiembre de 2025

MI BARBA Y EL CONFESOR

 

Sergio Simpson en catedral con Virgen de la Merced al fondo.

De mi pelambre han comentado varias personas, con aprecio, recomendaciones u ofensas, pero a ellas no me referiré, sino a las vinculaciones de hoy que me han asombrado en la catedral de San Pedro Apóstol.

 Estoy sentado en la última banca de la derecha frente al altar, la cual es la primera de la entrada, delante del biombo de anuncios. Leo unos escritos que en la ciudad fui a imprimir esta mañana, al lado mi cuaderno de anotaciones y mi bolso de cuero.

 De pronto escucho una voz a mi espalda, volteo y veo a una señora bajita, morena, delgada, con la piel propia de la edad avanzada. Afectuoso le respondo su pregunta, ella muestra desconcierto y duda, pero no insiste, se marcha hacia adelante.

 Yo continúo con la lectura, tratando de que no me perturbe la música chinamera que suena con altos decibeles frente a la esquina suroeste del atrio, en la tarima que quizá dista menos de quince metros de donde estoy.

 Cinco minutos después que la viejita, exactamente a las 11:45 se me acerca un joven con el casco de motociclista en la mano y enchaquetado y me pregunta lo mismo que la señora. Por su hablado identifico su procedencia territorial. No me da tiempo de responderle y me lanza la historia:

 - Es que padezco de varias enfermedades, vengo desde La Mora, delante de La Dalia. ¿Conoce usted?

 -Sí – le respondo, y continúa:

 - Allá en la parroquia de La Dalia el encargado ya no me quiso seguir atendiendo, me dijo que mucho molesto pues yo insisto en buscar a Dios para limpiar mis pecados y curarme, y dicen que aquí habrá misa de sanación el próximo viernes.

 Le señalo al señor flaco alto que trabaja en la iglesia, cuyo nombre nunca le he preguntado y a mi parecer es el de mantenimiento, tocar las campanas, y recoger limosna, según lo he visto.

 - Usted no es, entonces, me responde sorprendido el muchacho y se va a preguntarle a quien le recomendé.

 Regresa al rato y me informa que la misa será dentro de poco a las doce, y aprovecho para animarlo a que le haga la petición al sacerdote franciscano que oficiará la liturgia, le cuento que me han dicho que ellos son accesibles y le sugiero que se vaya a sentar en la primera banca para que él note su presencia y oración.

 Los misioneros Franciscanos de la Renovación lucen barba más o menos larga que la mía, de ahí la pregunta coincidente que me hicieron la señora y el joven:

 - ¿Padre, va a confesar hoy?

 Viernes 26 de septiembre 2025

 

***La auto fotografía es de hoy.


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