Como resultado de la represión navideña a protestantes campesinos en la
cuenca este del Lago Cocibolca, en Nicaragua escuché opiniones en varios medios
de comunicación radial alertando al país de la expansión de China. Algunas
personas proponen rebelarse en armas contra el chino-comunismo, otras alaban la
obra que “le permitirá a Nicaragua salir de la miseria” económica mental.
Un tema recurrente desde la colonia española que anteriormente
involucró varios imperios, en un país de tradición guerrera, con miles de
muertes por sublevaciones, en batallas donde hay culateados, heridos,
desaparecidos, torturados, confiscados, asesinados.
Nuevamente, en este territorio de ubicación geopolítica económica
importante, intereses de otros países provocan rencillas internas que se
manifiestan en las calles, en un ambiente que mantiene un nivel bélico por la
represión de la clase dominante, la que se ha agenciado capital elevado en
relación a los bajos niveles de efectividad y productividad del país,
aumentando la cantidad de millonarios ligados a la administración estatal.
La estructura mental de quienes han gobernado no ha variado mucho,
persiste el caudillismo y el consecuente reclamo al derecho de justicia social,
erradicar de una vez las concepciones y conductas sustentadoras de la miseria
en la cual habita la mayoría.
Es la dominación del padrote y su cortesanía, y la rebelión de los que
reclaman transparencia en el gobierno de Daniel Ortega y aplicación justa de
las leyes.
Protestantes son presos políticos
Las recientes protestas de campesinos habitantes de la zona del río
Tule, se debe a que no quieren vender su tierra a la transnacional HKND, han
causado una nueva conmoción política, cerca de cincuenta prisioneros, la
mayoría los nombran “detenidos” o “secuestrados” por las fuerzas
de seguridad del país. En realidad son “prisioneros políticos” capturados
al amanecer del 24 de diciembre.
Tropas especiales del Ejercito y Policía nacional operan como sistema
de seguridad de la corporación financiera asiática, escoltando a funcionarios
que en esta etapa se mueven en varios territorios de la trazada ruta de 278
kilómetros del canal, cuyos extremos son Punta Gorda en el Mar Caribe y Brito
en el Océano Pacifico. Ingresan a la
propiedad rural, censan, miden, sin consentimiento del dueño, invaden su
tierra, sin orden judicial.
Las fuerzas armadas, subordinadas al presidente Daniel Ortega,
garantizan los negocios canaleros de más de 5 mil millones de dólares y no son
de total dominio público. En el documento oficial leemos: El Proyecto de Desarrollo Integral del Gran Canal de
Nicaragua, tiene un significado importante para Nicaragua. Dicho proyecto puede
reducir en gran medida la distancia desde los países de Asia a Norteamérica, a
la costa este de Sudamérica y a los países de Europa. Asumirá el 5% del
transporte de la totalidad del comercio mundial, lo cual representará enormes
beneficios económicos para Nicaragua. Con la duplicación del PIB nacional,
Nicaragua se convertirá en uno de los países más ricos de América Central. Así
mismo, van a participar de forma directa en la construcción de este proyecto
más de 50,000 trabajadores. En la etapa de operación, se van a generar más de
200,000 empleos.
Aun con esa propuesta y la propaganda oficial promoviéndola, un sector
de la sociedad ha cuestionado el proceso jurídico para otorgar la concesión,
con rango de ley; el ocultamiento de información, el método de consulta, los daños ecológicos, entre ellos al Lago
Cocibolca que será atravesado de lado a lado en una distancia de 105
kilómetros; el nombramiento de Laureano Ortega Murillo, hijo del matrimonio
presidencial, como principal negociador internacional.
Aparece el comunismo chino
Hasta ahora no satisface a quienes serán afectados. Un sector de la
sociedad nicaragüense exige transparencia, y acusa a Ortega de entregar el país
en una transacción que nada más generará buenas ganancias a los del consorcio
gobernante y sus aliados.
Los campesinos declararon arraigo a su tierra y se niegan a vender. No
serán afectado sólo quienes viven exactamente en lo que serán los 750 metros de
ancho del canal, no se sabe cuántos miles de campesinos mestizos e indígenas
tendrán que desalojar.
La protesta contra el canal se está convirtiendo en la protesta contra
el comunismo chino y de Daniel Ortega y la clase política afín a él y a la
tradición y costumbre de enriquecerse en el ejercicio de sus funciones
administrativas.
En la década de los ochenta, Nicaragua era pieza en el tablero de las
negociaciones de Estados Unidos y la Unión de Repúblicas Socialistas
Soviéticas, dos imperios, entonces con Ortega de gobernante.
Ahora de nuevo gobernando Daniel, el país es clave en la inversión de
China en el continente americano, dominarán el mercado occidental, con esa
justificación los voceros gubernamentales creen fortalecer la imagen de Daniel
como patriarca, a los publicistas oficiales les falta decir que partirá las
aguas del lago para salvar a su pueblo.
La intervención de intereses foráneos en los asuntos del país persiste
porque el modelo de gobernar ha sido para crear y acumular fortuna individual,
no hay limites, ni ética, ésta se sitúa encima de cualquier dizque concepción
política e ideológica, es una actitud en la vida difícil de alcanzar, más
ostentando poder vertical.
La resistencia de la población y la represión militar sigue siendo la
relación entre quienes dominan la estructura del estado y quienes exigen les
respeten sus derechos.
La demanda de la gente es quedarse a vivir en su casa, con sus cultivos
y animales, vivir de la tierra, con sus muertos; en las comunidades originarias
del Caribe nicaragüense, no hay personas que no posean vivienda.
En Nicaragua los únicos nómadas que existen son los que no subsisten en
un lugar porque no tienen vivienda, trabajo, o las dos cosas.
Siempre he peguntado a quienes residen en el extranjero, si no desean
vivir en Nicaragua: algunos lo desean, a otros ni se les ocurre, menos bajo
influencia del comunismo chino.
Lunes 29 diciembre
2014 - Matagalpa
"Comunismo Chino"= CAPITALISMO CAVERNARIO.
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