Físicamente nos quedamos sin Danilo
Aguirre Solís. Aunque nos vimos poco por circunstancias territoriales, las
coincidencias fueron extraordinarias, no sólo porque me motivaba a escribir en
El Nuevo Diario (lo cual no hice en los ochenta), también porque cuando me
decidí a enviar mis publicaciones, luego de la desaparición de Barricada, jamás
limitaron mis comentarios, debido a la línea editorial que él y demás
fundadores establecieron con base en la libertad de expresión.
Referente a Danilo se han escrito
cientos de cuartillas, acertadas o equívocas, por su ser jurista, periodista, político;
relevancia encontramos en las páginas que él dirigió, escribió, habló, y actuó,
consecuente con su pensar enfrentando a la dictadura somocista, organizando al
gremio, balanceándose entre la defensa de la revolución sandinista y las
críticas al proceso acorde con principios establecidos, y en otra lucha, a
partir de los años noventa, cuando la polarización del periodismo y la
sociedad, la voracidad comercial y la imposición política, tomaban nuevas
formas, y el Frente Sandinista asume la antítesis.
Danilo deja El Nuevo Diario, los
poderes políticos-económicos quisieron
que la libertad de expresión siguiera siendo un anhelo, no un derecho, y
asfixiaron económicamente un periódico estandarte.
El 9 de agosto del 2011, el día que
dejó su oficina, un grupo de amigos, en casa de Guillermo Cortés Domínguez, tuvimos el gusto de acompañarlo, y conversar
con él quienes estamos en la fotografía.
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