Rotonda Cristo del Rosario, Managua. |
Figuras esgrimidas en pompa de luces
y denarios, dermis clasificadas y gustos floridos expuestos en máxima temporada
fantasmagórica, correteando para acumular o endeudarse. Flagelo de gente
tensionada por mora, limitada en explayar su potencial y placeres.
Afloran bondades verdaderas y
manipulaciones políticas ante fila de pobres enardecidos agarrando regalía. Un
escenario de bombillos y oscuridad, donde la luminosidad te ciega o la ceguera
te genera brillo en un laberinto mugroso.
Tempestades renacen anhelos de una
nueva génesis relacionándose superior sin capacidad de crear un sistema
equitativo, lo denota la ruina en la cual subsistimos la mayoría. Culturalmente
no ha variado, la formación de la personalidad presenta poca diferencia.
Valores y actos imposibles de erradicar debido a condiciones neurológicas.
Navidad del imaginario, vívida en la
gigante pantalla comercial proyectando cual somos o debemos ser, motiva o desanima,
provocando al máximo evaluaciones y deseos, triunfo exultante, fracaso lagrimal,
o esperanza increíble. Una especie transcurriendo famélica condenada a no
variar su concepto. Vida benévola para iluminados, aceptable para conformes, mísera
para la mayor parte del planeta y Nicaragua.
Matagalpa, 22 diciembre 2015
No comulgo con tradiciones de religiosas. La religión como decía Mark, sigue siendo el opio de los pueblos pobres y atrasados, excepto EE.UU. que por cuestiones de fundamentalismo religioso y puritanismo es una excepción. Dios bendiga a EE.UU. y no al resto del mundo.
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