Asfixia el ambiente en este país, con
más de doscientos muertos, más de doscientos presos políticos, miles de heridos
y exiliados, no se conoce cuántos desaparecidos, desempleo, represión y
rebeldía en cinco meses de batalla que aún no concluye.
El camino hacia la democracia sigue
siendo tortuoso para la sociedad, engendrando ira y rencor, venganza y honor,
la misma simbología histórica en las luchas civiles, similar lenguaje y acción.
Surgen el matador criminal y el matador justiciero. Ganador y perdedor.
Domina el habla soez, los fusiles empuñados,
crueldad en las cárceles, la sangre boyante, la burla y la jodarria enfrentando
la muerte como si el escenario bélico fuese una barrera para jinetear toros o
ennavajar gallos. Temen a la muerte, pero la desafían aun con el pecho
descubierto o con piedras en las manos frente a los disparos.
Por razones políticas, continuamente
los nicaragüenses se han matado entre sí. Una inapropiada concepción de
“convivencia” en este “suelo amado” de lagos, volcanes, ríos y montañas, que
generalmente ensangrientan. Los gobernantes no han sido capaces de crear una
cultura de justicia social, paz y progreso.
Antes del 19 de abril no había tranquilidad
y progreso, no estaba normal el país. El crecimiento macroeconómico del 4.5%
anual no garantizaba capitalización para la mayoría de la sociedad, aseguraba
ganancias a grandes inversionistas, contrataban mano de obra barata y reprimían
o se oponían a la organización sindical, en alianza con el gobierno.
En las instituciones estatales eran reconocidos
los negocios que altos funcionarios públicos emprenden amparándose en su cargo
y las sociedades financieras que comparten protegidos por el gobernante.
Los sindicatos fueron reprimidos,
antes del 19 de abril. Las más emblemáticas luchas sindicales, las de mineros y
cañeros fueron embestidas con tropas especiales antidisturbios, hubo gases,
golpizas, heridos, muertos, presos políticos. La represión en las zonas francas
también está documentada, con dirigentes sindicales prisioneros y condenados en
los tribunales.
La politización y partidización de la
justicia no estaba bien vista por un sector de la sociedad, desconfiaba de las
resoluciones, temía represalias legales por acciones políticas, igual se
pensaba de todo el Estado nacional, actuando conforme las órdenes del Señor
Presidente.
Antes del 19 de abril había personas
descontentas porque los mandos del ejército y la policía se subordinaban al
partido en el poder y no a los mandatos constitucionales, y negaron la
existencia de grupos políticos armados integrados por campesinos e indígenas, a
quienes se le violaron derechos humanos.
Movilizaciones cívicas criticaron el
proceder jurídico para permitir la reelección de Daniel Ortega y luego éste
colocara a su señora como vicepresidenta, organizaciones civiles demandaron
apego a la constitución y las leyes. No les importó a los gobernantes y socios.
Les mandaban las fuerzas de choque gubernamentales y tropas policiales.
Las marchas campesinas opuestas a la
construcción del canal interoceánico fueron asechadas, intimidadas, reprimidas,
por soldados y policías. El gobierno no dialogó con campesinos e indígenas
propietarios de las tierras en la ruta canalera.
La libertad de prensa y de expresión
ha sido otro flanco de enfrentamiento del gobierno con periodistas, empresarios
de medios, que transmiten el descontento o formulan propuestas de
gobernabilidad. Los gobernantes contribuyeron al aumento de la nueva división entre
periodistas.
En el 2007 cuando la familia Ortega inicia
el gobierno, se propone pasar de un control parcial a uno total dominio de
todos los poderes del estado, entes autónomos, e instituciones armadas.
Bastante gente les advirtió. Cientos
de voces reclamaron la ausencia de ética, probidad, y eficacia. Millones de
nicaragüenses siguen indignados por la corrupción tradicional de la clase
política empresarial. No se ha detenido la migración.
La protesta de abril, por las reformas
al seguro social, sin vanguardia ni dirigencia, fue elevada a sublevación
debido a la agresión de fuerzas de choque partidarias, paramilitares, y
policías.
La resistencia, fue el grito ¡Basta
ya!, como resultado de la acumulación de inconformidad, del reclamo histórico
para la administración honesta del erario y rendición de cuentas
presupuestarias a la nación; también es consecuencia de la mentalidad feudal
del caudillo y sus seguidores.
Este país no estaba normal con esa
realidad, ni lo estará porque no ha variado, sino empeorado en cinco meses. Tal
vez superemos cuando el deseo de la mayoría se logre: libertad, justicia,
democracia.
Jueves 20 septiembre 2018
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