domingo, 23 de septiembre de 2018

Nicaragua no está normal

Asfixia el ambiente en este país, con más de doscientos muertos, más de doscientos presos políticos, miles de heridos y exiliados, no se conoce cuántos desaparecidos, desempleo, represión y rebeldía en cinco meses de batalla que aún no concluye.

El camino hacia la democracia sigue siendo tortuoso para la sociedad, engendrando ira y rencor, venganza y honor, la misma simbología histórica en las luchas civiles, similar lenguaje y acción. Surgen el matador criminal y el matador justiciero. Ganador y perdedor.

Domina el habla soez, los fusiles empuñados, crueldad en las cárceles, la sangre boyante, la burla y la jodarria enfrentando la muerte como si el escenario bélico fuese una barrera para jinetear toros o ennavajar gallos. Temen a la muerte, pero la desafían aun con el pecho descubierto o con piedras en las manos frente a los disparos.

Por razones políticas, continuamente los nicaragüenses se han matado entre sí. Una inapropiada concepción de “convivencia” en este “suelo amado” de lagos, volcanes, ríos y montañas, que generalmente ensangrientan. Los gobernantes no han sido capaces de crear una cultura de justicia social, paz y progreso.

Antes del 19 de abril no había tranquilidad y progreso, no estaba normal el país. El crecimiento macroeconómico del 4.5% anual no garantizaba capitalización para la mayoría de la sociedad, aseguraba ganancias a grandes inversionistas, contrataban mano de obra barata y reprimían o se oponían a la organización sindical, en alianza con el gobierno.

En las instituciones estatales eran reconocidos los negocios que altos funcionarios públicos emprenden amparándose en su cargo y las sociedades financieras que comparten protegidos por el gobernante.

Los sindicatos fueron reprimidos, antes del 19 de abril. Las más emblemáticas luchas sindicales, las de mineros y cañeros fueron embestidas con tropas especiales antidisturbios, hubo gases, golpizas, heridos, muertos, presos políticos. La represión en las zonas francas también está documentada, con dirigentes sindicales prisioneros y condenados en los tribunales.

La politización y partidización de la justicia no estaba bien vista por un sector de la sociedad, desconfiaba de las resoluciones, temía represalias legales por acciones políticas, igual se pensaba de todo el Estado nacional, actuando conforme las órdenes del Señor Presidente.

Antes del 19 de abril había personas descontentas porque los mandos del ejército y la policía se subordinaban al partido en el poder y no a los mandatos constitucionales, y negaron la existencia de grupos políticos armados integrados por campesinos e indígenas, a quienes se le violaron derechos humanos.

Movilizaciones cívicas criticaron el proceder jurídico para permitir la reelección de Daniel Ortega y luego éste colocara a su señora como vicepresidenta, organizaciones civiles demandaron apego a la constitución y las leyes. No les importó a los gobernantes y socios. Les mandaban las fuerzas de choque gubernamentales y tropas policiales.

Las marchas campesinas opuestas a la construcción del canal interoceánico fueron asechadas, intimidadas, reprimidas, por soldados y policías. El gobierno no dialogó con campesinos e indígenas propietarios de las tierras en la ruta canalera.

La libertad de prensa y de expresión ha sido otro flanco de enfrentamiento del gobierno con periodistas, empresarios de medios, que transmiten el descontento o formulan propuestas de gobernabilidad. Los gobernantes contribuyeron al aumento de la nueva división entre periodistas.

En el 2007 cuando la familia Ortega inicia el gobierno, se propone pasar de un control parcial a uno total dominio de todos los poderes del estado, entes autónomos, e instituciones armadas.

Bastante gente les advirtió. Cientos de voces reclamaron la ausencia de ética, probidad, y eficacia. Millones de nicaragüenses siguen indignados por la corrupción tradicional de la clase política empresarial. No se ha detenido la migración.

La protesta de abril, por las reformas al seguro social, sin vanguardia ni dirigencia, fue elevada a sublevación debido a la agresión de fuerzas de choque partidarias, paramilitares, y policías.

La resistencia, fue el grito ¡Basta ya!, como resultado de la acumulación de inconformidad, del reclamo histórico para la administración honesta del erario y rendición de cuentas presupuestarias a la nación; también es consecuencia de la mentalidad feudal del caudillo y sus seguidores.

Este país no estaba normal con esa realidad, ni lo estará porque no ha variado, sino empeorado en cinco meses. Tal vez superemos cuando el deseo de la mayoría se logre: libertad, justicia, democracia.

Jueves 20 septiembre 2018

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