viernes, 1 de marzo de 2019

Mi destitución en el Grupo de Intelectuales de Matagalpa


Inopia de intelecto


D

eliberé durante varias semanas si debía escribir acerca de mi destitución del Comité Organizador del “XI Encuentro de Escritores del Norte”, instituido por el Grupo de Intelectuales de Matagalpa. Concluí que no debo censurarme, sería contrario a los preceptos de libertad de creación y expresión. Callarme desean quienes me involucran en acciones cuya degradación es abominable.

Nueve años, mi labor fue: 1) Convocar a escritores, 2) Inscribir a participantes, 3) Elaborar y enviar las invitaciones para su distribución digital e impresa, 4) Escribir y diseñar el contenido de la placa que se le entrega al homenajeado, 5) Proponer el contenido de la manta, 6) Coordinar con el maestro de ceremonia el orden de participación, 7) A veces brindar el discurso de cierre o presentar al homenajeado, 8) Tomar fotografías y divulgarlas por medio de las redes sociales.

Siendo libre pensador me relacioné con quienes sabía no son menos mediocres que yo, por aprecio al maestro Douglas Stuart Howay quien fundó el Grupo de Intelectuales de Matagalpa-Amigos de la UNAN, alrededor de dos décadas atrás, y me convidó desde el inicio.

No pude eludir, ni con mi alergia a organizarme pues conozco la insuficiencia de esta población crecida en conjuraciones; mi amigo Douglas me alentó y conminó a coadyuvar con el uso de los sesos, precavido supe que era tarea fatigosa debido a la precariedad cerebral y lo reafirmo ahora cuando la miseria humana brotó excluyéndome del Grupo de Intelectuales de Matagalpa (GIM) del cual soy gratuito promotor, organizador, aun cuando culturalmente no pertenezco a este departamento -ni al país- y nací en Managua.

Me dediqué a divulgar las actividades del GIM, las expresiones literarias y musicales norteñas, a invitar a escritores de otros lugares, a presentar libros y autores, sustraer del anonimato lo poco que se produce -con o sin calidad. Tomé y compartí centenas de fotos, escribí miles de palabras.

Fundé y autofinancié las revistas electrónicas El Norteño e IDEA, formato PDF, enviadas a cerca de 10,000 direcciones de correo en Nicaragua y otros países, divulgando trabajos de una treintena de autores del norte del país; es antología inédita en imprenta, pero conocida en las redes sociales. Publicité escribanos, pintores, escultores, músicos, con el auspicio del Centro de Comunicación y Estudios Sociales (CESOS).

Fui amigo y activista incondicional, tratando de contribuir a la evasión de intrigas y egos, esas manifestaciones que infectan al ambiente de pretendidos pensadores. Sin embargo, ha prevalecido la nimiedad a petición de quien le dedican el evento, cuya afinidad parecía veraz, pero evidencia que sus intereses políticos económicos sólo puede sostenerlos adepto al concepto gubernamental represor.

Jamás descollé mi axioma político cuando presenté a un autor y su obra, cuando pronuncié discursos de cierre, cuando nos reunimos en festejos etílicos, porque el respeto a la diversidad de pensamiento debía imponerse, prevalecer en ese reducido grupo integrado más por diletantes que eminentes hacedores, realidad que pretendió revertir el maestro Stuart al apiñar a la caterva.

Debido a mi raciocinio político, destituirme como integrante del Comité Organizador del encuentro por solicitud de Edgard Rivas Choza, lo considero ¡laudo funesto!, después de nueve años cooperando con la cimentación de estas reuniones anuales y ser fundador activista, promotor, y electo directivo del grupo.

Malhadada resolución desdora designios por los cuales el maestro reunió a gente de esta provincia con la intención de inspirar utilizaran neuronas y crearan, sin sesgos, como libres pensadores para contribuir a la evolución conceptual propia y de la sociedad.

Sombría actitud de quienes involucionando se encorvaron aportando a destruir la armonía en el somero intento de intelectualidad.

Intrigas para excluirme, silenciarme, son como riadas en cuneta de mercado; soy inmune a la pestilencia, sigo mi camino.
           
Les agradezco me hayan soportado tantos años, a pesar de conocer mis conceptos de inconforme con la ordinaria cultura nacional.

¡A ciertos irrito!, la minoría en estas ilusorias gracejas, o tal vez a la mayoría y no me percato: jamás me sumerjo en las apetecidas comidillas, la anémica competencia, o la putrefacta inopia.

Continuarán atormentados quienes reprimen a la idea libertaria, sus máscaras se desgajan con cada acto repulsivo, se muestren omnímodos o siervos o ciervos.

Prioridad es publicar ocho libros que finalicé, así disfrutar rechazando la miasma en la cual convivimos en Este país condenado, entre Represión y rebeldía, siendo Un periodista expulsado, personaje de La venganza del cuecho, extasiado con Mujeres Ilusiones extraviadas, elevando Sueños y fumes, gozando con Amantes, para que lean su Obituario, y finalizar regocijado con Lágrimas y sonrisa que todavía escribo, y El apartamento en donde vivo encerrado narrando experiencias que pronto concluiré con ese título.

Algunos leerán las obras, otros desearán quemarlas. Unos arderán ansiosos de amordazarme, otros me alentarán a continuar comunicándome. Expresarse sigue siendo peligroso, y eso que -después de alimentarse- pensar es la función primordial del humano.

Algunos veré, no a otros.

Saludos.

Matagalpa, 9 marzo 2019
 


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