Campana de iglesia repica
insistente, es llamado de alerta a la feligresía, y responden sirenas prolongadas
de nueve camionetas policiales amenazando con silenciarla. La represión puede
aumentar, hombres armados pretenden profanar la Casa de Dios.
Noventa miembros de las tropas
especiales en la avenida central sitian a menos de cincuenta ciudadanos de
Matagalpa opositores al gobierno, los llamados despectivamente “puchitos”, quienes
tuvieron que socorrerse en la iglesia de Molagüina San Felipe Apóstol, luego de
ser golpeadas algunas mujeres que rezaban arrodilladas en la acera frontal.
El sábado 18 de mayo, a
las dos de la tarde, la Unión de Presos Políticos, el Movimiento Cívico 19 de
Abril convocaron a honra fúnebre simbólica en homenaje al ciudadano dilecto,
muerto el jueves en la cárcel La Modelo.
Pacíficamente, sin armas ni
bombas caseras, las personas, sin parlantes ni megáfonos, repiten demandas
políticas, y gritan consignas anti gubernamentales, en la acera, sin perturbar
el tránsito peatonal ni vehicular.
Reconocidos oficiales de
espionaje del ejército, la policía, y para militares del gobierno, envían
fotos, videos, e informe a sus jefes, seguramente alertando de posible
sublevación, ondean banderas azul y blanco, el símbolo nacional que han
convertido en estandarte rebelde quienes exigen democracia, y ha perseguido el
gobierno a quien lo enarbola.
Una señora setentona,
empuña hasta y eleva impresionante bandera de Nicaragua. Desde que iniciaron
las protestas, doña Amanda Tinoco Morazán la porta en movilizaciones y se las
pone enfrente a los uniformados de negro, con la intención que reflexionen para
que no agredan más ni asesinen al pueblo.
La presencia
desproporcional de uniformados con armas de guerra y pertrechos para reprimir,
no concordaba con el propósito del sepelio simbólico en un templo, dedicado a
quien en la cárcel por sus mensajes cristianos era llamado “El pastor” según
cuentan quienes compartieron mazmorra con él.
Rodeadas por los escudos
las mujeres de rodillas rezan Padre Nuestro que estás en los cielos santificado
sea tu nombre… Ave María Purísima llena eres de gracia, el Señor es contigo…,
lo cual enardece a los soldados, al servicio de quienes se autoproclaman cristianos,
proceden a golpearlas con la venia del mando superior, sin respetar que portan
el Santo Rosario en las manos, señoras mayores, familiares del difunto, madres
de prisioneros políticos, chavalos y chavalas matagalpas.
Lo gobernantes se
encuentran obcecados, temen, piensan en la pérdida de sus cuantiosos bienes
inmuebles y financieros. La rebeldía iniciada en abril del año pasado como
respuesta a la represión y el carácter dictatorial del sistema, lo saben, fue
el comienzo de la jornada final para desalojarlos del poder.
Por vía cívica, después de
la guerra entre nicaragüenses, con intervención de Estados Unidos de América y
Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, Daniel Ortega pierde las elecciones
en 1990, pero no importantes cuotas de poder sustentadas en el ejército y la
policía partidaria, y el millonario capital obtenido del presupuesto y
propiedades estatales.
Un acto cívico católico “dedicado
a un ser querido muerto, a una persona inocente que fue apresada, juzgada
políticamente por el sistema judicial, y fallecido en la cárcel”, es evaluado peligroso
por quienes despliegan el poder, al parecer padecen pánico por la nueva derrota
que vendrá en las urnas o por cualquier vía según ellos prosigan, aun cuando
preferiblemente la mayoría de nicas detestan el uso de armas.
Las camionetas llenas de
policías, con las luces intermitentes cruzando las principales avenidas de la
ciudad, generan rechazo en los opositores que las observan pasar, y regocijo en
quienes aprueban la coacción y todos los actos de los gobernantes, “por muy
corrompidos y criminales que sean”.
La policía dispara fusil
al aire, a las 4:51 de la tarde, y arremete contra el portón enrejado de la
iglesia, los cristianos en el patio frontal resistiendo gritan consignas ¡No
tenemos miedo… no tenemos miedo! ¡Eddy Montes… presente… Eddy Montes presente!
Los sacerdotes Ramiro
Tijerino y monseñor Roger García, párroco del templo, intercedieron ante el
jefe de tropa que retiró a su contingente media cuadra a ambos lados del
edificio, hacia la esquina noroeste y la suroeste.
Paramilitares con armas
cortas entre el pantalón, permanecen en la periferia con rostro amenazante,
deseosos de actuar y acabar con los “malditos golpistas”. Personas de bien y
pacíficas huyen, con dolor en el alma, impedidos de ir al responso por el amigo
desde la infancia.
Los más decididos se
quedan cuando confirman que aproximadamente a las nueve de la noche llegará a
Matagalpa el cadáver de Eddy. La policía asedia, no abandona sus posiciones en
las esquinas norte y sur de la iglesia.
La noche ha estado tensa,
a la expectativa. En los alrededores se escuchan las consignas que retumban en
el salón de la iglesia, alentados por una jovencita con altos decibeles agudos,
entre ellas: ¡El policía decente no mata a su gente!
¿Qué piensa un policía
cuando escucha el mensaje, de pies a la intemperie en la noche fría después de
la lluvia, con el viento gélido bajando de la cordillera Apante? Evidentemente convencido
que su obligación es cumplir órdenes no pensar, mucho menos sentir lo opuesto
al rencor y la violencia.
Son las 11:15 de la noche,
dicen que el féretro estuvo primero en la embajada de Estados Unidos, que lograron
le realizaran una autopsia independiente, que ya sacaron el cuerpo de Eddy de
Medicina Legal y se enrumba hacia Matagalpa, en furgoneta precedida por
patrulla de policía a velocidad alta con luces y sirenas abriendo paso,
acompañado por funcionarios estadounidenses.
Sábado 19 mayo 2019 -
No hay comentarios:
Publicar un comentario