La noche del miércoles 16, vi en televisión la represión de más de cincuenta jóvenes danielistas contra dos jóvenes opositores a la reelección de Daniel Ortega, mientras de fondo sonaba la canción de campaña falsificando el canto libertario de John Lennon: Démosle un chance a la paz. Evidente demagogia por la concepción y actuación contraria al contenido original y plagio de la letra.
Dos muchachos anti reeleccionistas, fueron acosados esa tarde frente a las instalaciones del Consejo Supremo Electoral, casi enfrente a las instalaciones de la Policía Nacional. Los cargaron y se los llevaron a otro sitio cercano, luego siguieron agrediéndolos verbalmente, llamándolos vende patria, imperialistas, serviles.
Después de un rato de rodearlos y gritarles amenazas, los volvieron a empujar y cargar hasta llevarlos a dos cuadras del sitio, hacia el Este, pasando frente a la Policía Nacional, y los guardadores del orden no fueron capaces de intervenir para detener el atropello al derecho de estos jóvenes opositores a protestar pacíficamente.
Daniel Ortega continúa con su manía de impedir protestas, de amenazar a quienes no están de acuerdo parcial o totalmente con sus directrices y actos. Y me refiero a Daniel porque estos pendencieros actúan acorde con las directrices de la Juventud Sandinista controlada por el FSLN.
Las personas tienen derecho a protestar, para eso miles de jóvenes lucharon contra Somoza, defendieron la revolución en los ochenta. Es un derecho ganado por esta sociedad que sufrió las desgracias propias de la guerra. Es un derecho sustentado en los principios sandinistas, por la libertad de reclamar sus derechos y manifestarse públicamente en contra de lo que no le parece o le afecta.
Las acusaciones de los jóvenes danielistas contra los muchachos opositores, refleja en síntesis que quien no está totalmente de acuerdo con Daniel, es necesariamente “servil del imperialismo”, “vende patria”, “oligarca”, “culito rosado”, y una serie de calificativos absurdos, ofensivos y violatorios a los derechos ciudadanos.
Reitero, la campaña electoral augura más violencia, y el gobierno que tiene la mayor responsabilidad en orientar una actitud cívica es el primero en proceder cortando el derecho ciudadano, amenazando y atropellando a los inconformes.
Los sandinistas, quienes arriesgamos la vida por una sociedad con derechos, no podemos quedarnos callados, no debemos permitir que se siga desvirtuando el principio de nuestras luchas, sacrificios, entregas, y esperanzas. Seríamos cómplices y antítesis de nuestros conceptos libertarios.
Estoy indignado.
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