La pantalla desnuda en Matagalpa

Con Fanny.

El tema cotidiano pareciera por habitual convertirse en normal, hasta fastidioso, nada sorprendente, aunque referirse a la relación sexual, entre otras, motiva pudor, libidinosidad, placer, maldad, o guasa, es comidilla permanente.

La pantalla desnuda, película que escribe y dirige la franco nicaragüense Florence Jaugey, nace de la idea original del nicaragüense Frank Pineda, quien además es su productor y director fotográfico, y  aborda el acto sexual de una pareja que el muchacho graba en video en su teléfono celular y es divulgado por la red electrónica. Nada excepcional si somos clientes de las redes sociales atiborradas de cuerpos desnudos, semidesnudos, copulando, fotografiados o filmados, con miles de comentarios reflejando conceptos y esas motivaciones individuales que referí, incluyendo morbo.



Aunque el cine es una de mis predilecciones, debo confesar que por habitar en Matagalpa, ciudad donde se rodó, en el norte de Nicaragua, el estímulo es superior para mí y me fue posible ir anoche al Teatro Municipal de esta ciudad, que no es cine pero sí un auditorio que recibió un poco más de seiscientas personas, algunas menores y bastante jóvenes.

Cuando vi a niños y niñas, pensé en que éstos no sólo podrían ver escena sexual en su máquina, ahora la percibirán en pantalla grande, y conocerán en persona a la actriz Paola Baldión, quien interpreta a Esperanza, la novia filmada que desnuda encima o debajo de su novio gime con altos decibeles, y llora extremadamente alterada al darse cuenta que su momento maravilloso de amor es visto en la red y por eso es agredida.

Pero Paola, no sólo en su interpretación sexual es excelente, su calidad es incuestionable, me gustó mucho, tampoco me limité a su figura, que además de preciosa encaja muy bien en la fisonomía de muchas mujeres de estos lares. Aunque nacida en Francia, con actuación en teatro a los cuatro años en Italia, creo que su aprendizaje teatral en Colombia, donde de diez años llegó a radicar, moldearon su expresión latina que vi desenvolverse ante las cámaras y el entorno de montañas y clima fresco.

Ah, mejor todavía para mi deleite, vi a mi querida amiga interpretar a Leonora, la madre costurera, empeñada en que su hijo Octavio (Roberto Guillén) supere la pobreza material y practique valores religiosos que ella le ha infundido, aunque al final termina protegiéndolo de su fechoría. A Fanny Vado la he disfrutado en su actuación teatral, no sabía que estaría en la película, y al verla, dejando a un lado mi afecto para no estar predispuesto, la noté apropiada del personaje, pues a ella no le es extraña la mujer campesina u obrera, el habla, gestos y movimientos corporales. Para ser su primera aparición en cine (espero no sea la última) su presencia es relevante.

En ese momento pensé que felicitaría a Florence y Frank, norteño nacido en Estelí, por haber seleccionado a Fanny, pues recordé que en LaYuma intervinieron otros matagalpas amigos: Juan Carlos García (LaCubana), Ernesto Soto y Pablo Pupiro (norteño por hábitat y adopción social) quienes son los pirucas del barrio y se portaron tan bien que algunas personas que no los conocen no los vieron como actores, y en esta película vuelve a aparecer, aunque efímero, Pablo ejerciendo como maestro. Pero no les felicité, estaban recibiendo homenajes de muchas personas y hasta observé, de lejos, que junto al elenco firmaban autógrafos.

Prestando ligeramente atención a las locaciones, sin haber tenido más tiempo que ver de corrido la película y sin vanagloria provinciana que no me atrapa del todo, creo que hay otros escenarios vistosos, representativos que hicieron falta; es probable que no hubo tiempo, o que no haya estado alguien conocedor de Matagalpa conversando con Florence y Frank, y lograr mayor vistosidad o impacto visual territorial, lo cual no significa que demerite la filmación en la ciudad, el campo, beneficio de café, las casas y calles. La gente de Matagalpa, seguramente, en este momento convulsiona, orgullosa, de que su ciudad y su gente aparezcan en una película que viajará más allá del puente a la salida a Managua, y hasta pueda obtener reconocimiento internacional.

Tendré que buscar el DVD para complacerme al máximo, verla en el televisor, tener la posibilidad de poner pausa, repetir escenas y observar gestos y paisajes, escuchar bien el vocabulario y la música, pues anoche yo no estaba en el lugar apropiado para el éxtasis, ni mis condiciones anímicas lo permitían con mi reciente estadio de encierro, sin embargo me regocijé con La pantalla desnuda y hay en mi mente cantidad de lucubraciones que compartir, partiendo del cotidiano acto sexual y las repercusiones sociales, la actuación de los otros que no he mencionado, la película en su todo, y lo que observé y escuché anoche proveniente de la concurrencia.

Miércoles 5 noviembre 20014
Matagalpa