martes, 13 de octubre de 2015

Daniel Ortega acepta: No a minería en Rancho Grande

Foto: Frank García. 
Luego de la peregrinación matutina contra la explotación de minerales -en un escrito del cinco de octubre- dije que ese día el FSLN con una marcha vespertina apoyó a la empresa B2Gold, el sábado 3 de octubre.


Por  medio de su esposa vocera, el 12 de octubre, Daniel anuncia que la minería es “inviable” en ese municipio. Rosario Murillo de Ortega llama por teléfono al obispo de Matagalpa comunicándole el mensaje del comandante, y emite la noticia en su diario pregonar por los medios de comunicación de su propiedad y de otros con los cuales firmó contratos por servicios publicitarios.

Algunas personas opinan que el comandante es sabio, con su decisión reconoció el malestar de la mayoría de campesinos, habitantes de la zona de contención de la biosfera BOSAWAS, y cumplió al poder popular. Otros dicen que si no hubiese sido por el liderazgo del obispo católico, miles no se hubieran congregado y sostenido la protesta; también afirman que la violencia guerrera hubiese retornado al escenario si Ortega no los escuchaba.
 No voy a referirme al procedimiento presidencial para tomar decisiones, conocemos su estilo. Pudo presentar el estudio de impacto realizado por el Ministerio del Ambiente, y mostrar un programa que vaya a beneficiar al campesinado habitante de un territorio aún productivo, en el cual todavía existen ríos y bosques, y es uno de los más pobres.

Desde el 2003 estaba la resistencia

Recuerdo cuando en el 2003 inició cierto malestar por la concesión de exploración. El Concejo Municipal no logró estudiar el proyecto minero, no refutó ni negoció con el gobierno. Unos pocos, los conocedores de los asuntos políticos económicos, en los colindantes municipios Cua, Tuma -La Dalia, Waslala, demandaron información. Era inconcebible que fuesen a destruir. Otros buscaban ganancias.

Desde entonces la inconformidad fue ampliándose, los campesinos y campesinas no quieren perder sus tierras. Construir una finca lleva años. La mayoría no simpatiza con Daniel Ortega, ese fue un territorio de guerrilla contra Somoza, de guerra contra el FSLN en los ochenta, y de respaldo a los gobiernos libero conservadores que habían ganado las elecciones municipales desde 1990.

Cuando en los sufragios edilicios del 2012 el Consejo Supremo Electoral, por medio  de su presidente, Roberto Rivas Reyes, declaró vencedor al FSLN, creó tensión y enardeció el repudio de la mayoría hacia su vitalicio contrincante otra vez Presidente de la República.

Las autoridades electorales  desatendieron los reclamos por resultados de los votos, el Concejo Municipal no funciona completo –la oposición obtiene más concejales que el FSLN y no los convocan a sesión-, el partido gobernante apoya a la empresa minera desde la alcaldía de Rancho Grande, la alcaldía de Matagalpa, la jefatura política departamental, y el gobierno central.

Llega empresa y FSLN la respalda

La empresa B2Gold, en campaña para que la acepten, implementa programas de regalías a pobladores, firma contratos con publicistas afines, y contribuye económicamente con quienes la respaldan.

Agricultores inconformes llegaron a los confesionarios, los curas en su peregrinar escucharon angustia, enojo, desesperación, y amenazas bélicas; pero no sólo los sacerdotes  o pastores, también lo supimos quienes convivimos en Matagalpa.

Unos a favor buscando ganancias económicas y políticas, otros aferrados a la defensa de la reserva de  biosfera y sus habitantes. El campesinado de Rancho Grande mantuvo posición, no fue sencillo, bajo amenazas, chantaje, adulaciones, promesas.

Algunos organismos sociales se integraron en un momento con la mayoría de protestantes, luego no lograron sostenerse, y la Iglesia Católica mantuvo el acompañamiento en la voz de sus sacerdotes en el púlpito, y durante la marchas.

La victoria es del campesinado

No creo que Daniel Ortega haya accedido si no le hubieran demostrado que Rancho Grande le puede resultar un conflicto mayor que el de Mina El Limón, donde aconteció rebeldía popular contra la empresa B2Gold en días pasados. De no haber retrocedido en apoyar a esa empresa, Rancho Grande podría haberse convertido en escenario bélico.

Si Daniel Ortega cree ahora que buena manera de gobernar es respetar la voluntad popular, es responsabilidad de todos y todas las nicaragüenses hacerle saber, públicamente, que no estamos dispuestos a ceder en nuestras demandas justas.

Veremos si es un cambio de actitud, una decisión coyuntural debido a la correlación de fuerzas, o probablemente un movimiento de timón para acercarse a la Conferencia Episcopal que no es su aliada y debe tratar de por lo menos bajarle tono, debido a las elecciones presidenciales a fines del próximo año.

Con cerca de diez mil personas -que no fueron acarreadas, dijo el prelado-  al finalizar la peregrinación del sábado 3 de octubre, la homilía del obispo fue categórica, admonitoria: ¡Dejen en paz a Rancho Grande!

Martes 13 octubre 2015

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