JUEGO SEXUAL

 

Kevin arrecuesta sus omoplatos en la pared, la espalda arqueada, hacia afuera el abdomen, abiertas las piernas.

Frente a él Barby quiere provocarle cosquillas en el estómago, juegan a que ella le sacará carcajadas. Él resiste físicamente, no se dejará vencer.

Barby le sube la camisola deportiva escolar. Despacio pasa los dedos sobre el torso, moviéndose ella cadenciosa en un ritual sexi. Él con la musculatura tensa. Ella le aprieta las tetillas.

Kevin se estremece, observa el rostro satisfecho de Barby, el brillo en sus ojos, la risa burlesca de sus labios rosados, el balanceo de la cintura descubierta, los pechos puntudos tras la camiseta con el escudo del instituto.

Barby se acerca, con las diez uñas largas suavemente le recorre ambos lados de la cara, baja por el cuello, despacio, y sigue bajando para revolotear alrededor del ombligo.

Kevin aguanta para no gemir, pero ella se agacha pícara y con ambas manos agarra la inflamación tras la calzoneta.

Barby brinca alegre su triunfo. Ahora voy yo le dice Kevin y rápido la sujeta por el reverso.

Barby no deja que la junte al cuerpo, en puntillas separa las caderas hacia adelante, sus axilas apretadas por los bíceps atléticos, intenta zafarse, riendo y quejándose contorsiona.

Kevin logra levantarla y cruzarle los brazos alrededor del vientre y los glúteos de Barby se los adhiere al promontorio.

Barby reconoce su derrota y disfrutan. En posición inclinada terminan respirando agitados. Quietecitos con la mejilla de Kevin encima de la columna encorvada de Barby, y ella sosteniéndose con las manos en las rodillas bajo la diminuta licra verde empapada.

Suspenden las tareas del séptimo grado en el porche de la casa del varón.

Matagalpa, agosto 2021

*Escritos callejeros