HAY DEMASIADA MALDAD

 La especie humana no es otra ahora, es la misma esencia con ciertos cambios estructurales, reproduciéndose tal cual, las personas siempre rivalizando.

 Los procesos sangrientos no son novedosos, cada quien queriendo dominar al otro, obligarlo a obedecer. Gente que se agrupa porque le fascina guerrear, hacer brotar la sangre del oponente, agredirlo despiadadamente, gozar con la victoria y el botín disfrutar con hartazgo y estimulantes.

 Ser malvado es rentable pero vida problemática, angustiada aun con riquezas materiales. Sin embargo, hay quienes con caridades y compasión la paz interior les satisface invaluablemente.

 Pocos especímenes logran bajar la intensidad y frecuencia de sus maldades y elevan sus cualidades y bondades. Existen personas formadas para servir al prójimo, ser útiles a los demás, adquirientes y transmisoras de conocimientos y razones, sin imponer, aportando para la erradicación de las tradicionales creencias embaucadoras y conductas agresivas.

 Aun con todo lo aceptable que pueda existir en las relaciones entre personas, prevalece lo más terrible del humano: la violencia.

 Vocabulario soez, conjeturas y calumnias, amenazas de maltrato, golpizas, asesinatos, destierros, rompimientos familiares, son producto de una formación genética y cultural fortaleciendo caracteres primarios del mamífero.

 Una buena parte de la sociedad nicaragüense está rompiendo con esa costumbre y concepción de maldad, es notable que se esfuerza para reconstruirse y crear un respetuoso modelo de convivencia y derechos.

 Sábado 6 agosto 2022