A las seis y media de
la noche, hoy sábado, después de ver la concentración de protestantes frente a
la iglesia catedral, iba solo en la calle, como siempre ando. Dirigiéndome a
ver cómo estaban quienes apoyan a la gobierna, frente a la oficina del INSS. Al
llegar a la esquina norte, media cuadra antes, me rodeó un grupo con garrotes.
Mis amigos que me
advierten que no camine solo, dirán que es imprudencia. Pero no necesito
escolta, me muevo libre.
¡Te vamos a matar
hijueputa… vos venís del otro grupo!
Yo, tranquilo con mis
brazos cruzados en el pecho, les dije: Vengo a ver qué sucede aquí, para
escribir.
Nada hijuepueta, me
gritó un tipo levantando un garrote. - El rostro no olvido.
Si me vas a matar,
matáme. Le respondí sereno, viéndolo a los ojos, y atento al entorno.
Cerraron el círculo,
siete personas con garrotes. La policía estaba a dos metros. Conozco a varios
oficiales. Nada hicieron.
Me empujaron, los
defensores de la gobierna. ¡Andáte hijueputa… vos escribiste un libro en contra
del comandante! – gritó uno.
Con los brazos
cruzados en mi pecho, agarrando mi cuaderno de apuntes, me dirigí lento hacia
el oeste. Me empujaron. Me siguieron media cuadra. ¡Si te volvemos a ver te
matamos…. hijueputa de la derecha!
He transitado entre
los dos grupos enfrentados. Mis escritos han sido producto de lo que veo, me
dicen, y pienso. Tal vez, algunos de ustedes los han leído.
A las nueve de la
mañana, estuve frente al INSS, saludé a varios conocidos del gobierno y partido
FSLN. Comentaron lo que he publicado, me dijeron que está bien mi llamado a la
paz en Matagalpa. Me disculpan, pero pienso que probablemente fue hipocresía.
Al rato, me abordó un civil, me puso fuerte la mano en el hombro izquierdo,
entonces yo con intensidad leve le palmeé las costillas. Me preguntó: ¿Quién
sos? Te hemos visto estos días. Le respondí: Soy periodista. Bueno, me dijo él,
“le voy a decir a los otros que están chiva con vos”.
Como a las cuatro de
la tarde, en la esquina noreste del parque Rubén Darío, vi cuando Sadrach
Zeledón, alcalde de Matagalpa, huyó enganchado en la parte trasera de una moto,
en el momento que los protestantes les tiraron morteros a los defensores del
gobierno que corrieron despavoridos hacia el este, entre ellos Isaac “Chaco”
Jáen, directivo del FSLN.
Había escuchado
disparos, frente a la iglesia San José, y me fui a ver que estaba un grupo
vapuleando a alguien, y quebrando los vidrios y destruyendo una camioneta
blanca. Me dijeron que un hombre llamado Otoniel, a quien no conozco, disparó
contra los manifestantes opositores. Me enseñaron la foto de un arma M-21 que
le quitaron. Me informaron que se corrió a esconder en una de las casas
contiguas a la iglesia.
Le digo a Pedro
Haslam, Secretario Político Departamental del FSLN, y a Sadrach Zeledón, alcalde
de Matagalpa, que controlen a sus seguidores que saben quién soy. No temo me
agredan, y les sugiero que mejor me maten. No voy a esconderme, seguiré
pensando y escribiendo.
Reitero, a la
directiva del FSLN, ahora en público, pues en privado, hace dos días, les mandé
un escrito, por correo electrónico, advirtiendo de las amenazas anteriores: No
me acorralen, aún puedo actuar en defensa preventiva, junto a mis amigos
combatientes. Por favor, para que no se lamenten sus familias. No se trata de
quién es más “guevón” sino de quién aporta a la razón en esta sociedad, sin
vendetas.
Sé que no se van a
disculpar públicamente, ni en privado, tampoco se los pido, ni van a investigar
a quienes me amenazaron, nada más les advierto que corrijan. Tampoco puedo
descartar que más bien feliciten a esos agresores que me rodearon. También les
reitero a mis amigos y amigas que seguiré pensando, escribiendo, y actuando.
Desde 1990 no uso
armas.
Sábado 21 abril 2018 -
7:32 pm
Matagalpa
No hay comentarios:
Publicar un comentario