Testimonio hasta ahora inédito de un combatiente
Debajo de un enorme tronco, en Dipina.
José Santos Sobalvarro (El Chele Adrián)
El día en que su propio autor me autografíó La Marca del Zorro el 19 de Julio de 1989, justo en el X Aniversario de la Revolución Nicaraguense, comprendí en toda su dimensión la importancia de la misión emprendida hacía casi diez años por quince guerrilleros, en su mayoría campesinos, a finales de octubre de 1979. Me refiero a la afanosa búsqueda de los restos mortales de Carlos Fonseca Amador.
Yo era conocido bajo el seudónimo de “Chele Adrián” y, desde 1975, me había enrolado como colaborador en las estructuras guerrilleras del FSLN. Después, llegué a formar parte de la Columna “Pablo Úbeda”. Sin embargo, antes de militar en las filas del Frente, fui miembro --en mis años juveniles-- del Partido Liberal Independiente, organización política en la que se agruparon muchos hombres y mujeres que adversaban a la Dictadura Militar Somocista, cosa que por aquel entonces me pareció extraordinaria.
Poco después, cuando el Doctor Pedro Joaquín Chamorro junto a muchos adeptos conformó la UDEL para rechazar abiertamente al somocismo y a las innumerables traiciones de los conservadores agüeristas, intenté afiliarme a ese movimiento pero no me sentía cómodo, pues yo soy de extracción humilde, un obrero asalariado que trabajó desde la década de los sesenta de sol a sol en la construcción. Y como la situación estaba bastante fregada como decimos nosotros, pues me fui preparando para la lucha que venía. Así es que ingresé a la guerrilla, a la lucha armada.
Bajo un torrencial aguacero que no amainaba, cae en combate el Comandante Carlos Fonseca Amador, propiamente en la noche del 07 de Noviembre de 1976 en un lugar llamado Boca de Piedra, comarca de Zinica.
Casi tres años después de aquel infausto suceso, una columna de 15 guerrilleros y guerrilleras al mando de Rodolfo Amador Gallegos (q.e.p.d.), proveniente del Comando de Waslala, buscará sin tregua los restos mortales de Carlos. No fue una tarea fácil. Todo mundo coincidía en que el Jefe de la Revolución Nicaraguense había caído en Boca de Piedra, pero nadie conocía el paradero final de sus restos. El reto era encontrarlo antes del 7 de Noviembre de 1979, en el tercer aniversario de su injusta muerte.
El día que empecé a leer La Marca del Zorro, que es a la vez, una crónica personal y colectiva narrada por el propio hacedor de hazañas, El Zorro, yo francamente me quedé estremecido. Leía y recordaba lo que me había tocado vivir durante la búsqueda del cadáver de Carlos. Cómo olvidar aquellas confesiones del Comandante Francisco Rivera, por ejemplo, aquellas que están en la página 122 que mejor cito textualmente para no perder detalle alguno: “Me abrazó, y fue un abrazo para siempre. Y ahora que reflexiono sobre aquel momento, tan cargado de tristeza, encuentro que era extraño: siete compañeros que se despiden, a las siete de la noche de un siete de noviembre…” Concluyo estos trazos de mi emocionada lectura con otra cita en la misma página: “Y tampoco olvido su estampa al irse: la barba de meses, poco desarrollada, sus gruesos lentes que le eran tan necesarios por la miopía, su uniforme verde olivo, sus botas altas, su escopeta automática calibre 12, su pistola Browning 9 mm de catorce tiros y una granada de fragmentación al cinto”.
A partir de 1979, cuando yo me encontraba allá en la zona de Waslala, al salir de la guerrilla y de la Columna “Pablo Úbeda”, recibimos la orden de rescatar los restos de Carlos Fonseca. No se disponían de pistas exactas de su paradero final, sólo se sabía que había caído en Boca de Piedra. Hubo después una reunión en Waslala. En ese entonces estaba conmigo un amigo que permaneció como jefe del Comando llamado Irving Dávila. Con él se organizó a las quince personas que buscarían los restos de Carlos y de otros guerrilleros que habían caído asesinados por la guardia somocista. La Guardia acostumbraba a matar y trasladar los cadáveres a otros valles vecinos. Lo hacían así para despistar a la guerrilla, pero también para que no se conocieran en la ciudad las atrocidades que la misma genocida y los jueces de mesta cometían en lo más profundo de la montaña.
El grupo de las quince personas se formó con campesinos que se encontraban en el Comando de Waslala, pero también se incluyeron algunos de la ciudad de Matagalpa. De los que recuerdo que estaban en la columna eran Rodolfo Amador Gallegos y Seidi Rivas, ambos ya fallecidos. No había en el pequeño destacamento ningún extranjero o internacionalista, tampoco doctores o especialistas. Todos los de la columnita, pues, éramos obreros o campesinos. Nada más. Rodolfo y los demás hermanos y hermanas, para iniciar la misión, sólo disponíamos de nuestros huesos y del nombre de la comunidad donde Carlos había caído en combate.
En Boca de Piedra, nos encontramos con un hombre llamado Natividad, a quien se le presionó mucho para que diera la información requerida. Lo tuvimos que esposar, pero, además, lo encañonamos con un fusil en la cabeza para que nos dijera dónde estaban los restos de Carlos. Sólo sé que se llamaba Natividad. Seguro debe estar muerto porque en ese tiempo ya era bastante viejo. Ese hombre nos narró las circunstancias en que cayó Carlos Fonseca Amador en esa noche fatídica del 7 de Noviembre de 1976. Nos dijo hacia dónde se llevaron el cadáver y quién lo había levantado. Los restos inermes de Carlos fueron colocados en un helicóptero, según cuenta el mismo Natividad, y se lo llevaron para otro valle.
Nos retiramos, pues, de Boca de Piedra indagando el paradero final de los restos de Carlos Fonseca. Ya lo dije al inicio, no fue nada fácil. La gente de las comarcas era muy huraña. Recuerden que nos encontrábamos en lugares muy remotos en los que sólo se podía penetrar a pie o en bestias de carga. El eterno aislamiento de esas comunidades, pienso yo, permitía que las personas fueran retraídas y de pocas palabras. Todavía despuesito del triunfo de la Revolución, se percibía en el ambiente el fétido aliento de la cruenta represión ejercida por la Guardia Nacional en esos lugares de Dios. Por eso es que tuvimos que actuar con energía, como en el caso de Natividad, por ejemplo.
Tras caminar por mucho tiempo, la columna llegó a Dipina, que es un lugar bastante plano. En aquellos tiempos de nuestra misión, Dipina era un pequeño caserío con unos quince ranchitos. La comunidad está situada al este de Waslala. Lo primero que vimos fue un caserío a la orilla, que era más bien un desmonte para una huerta. Se miraban enormes troncos por doquier. Habían talado todos los árboles. El sitio que buscábamos desde hacía tantos días estaba ubicado un poco al este del caserío. Según informaron algunos lugareños, también se encontraban sepultadas diferentes personas que la Guardia había asesinado en otros puntos aledaños a Dipina.
El primer contacto lo hicimos con un campesino que estaba en el templo católico de Dipina. Gracias a su colaboración, pudimos reunir a la gente en la Iglesia. Quiero aclarar que nosotros andábamos en dos trabajos, uno incautando armas entre los campesinos y, el otro, en la búsqueda y rescate del cadáver de Carlos Fonseca.
La gente reunida en el pequeño templo fue unánime al expresar que Dipina era el lugar que buscábamos porque en la huerta había un sitio que estaba marcado con un enorme tronco. El mismo campesino que encontramos en el templo católico dijo con mucho aplomo que debajo del tronco estaba enterrado el Jefe de la Revolución.
Cuando iniciamos las excavaciones con la colaboración de mis hermanos y hermanas de la pequeña columna, recordé mis años en la guerrilla, cuando andábamos por los caminos o por los valles, durmiendo a campo rasa bajo las incesantes lluvias, con hambre y sin tener siquiera idea de cuándo sería el tiempo de la tapisca, como dice Carlitos Mejía Godoy.
Con lágrimas en mis ojos, y viendo la tensión al escarbar sobre los restos de Carlos allá en Dipina, se me venían los recuerdos y los momentos de los círculos de estudio que eran obligatorios en la Columna “Pablo Úbeda”. Después de las calistenias matutinas y del entrenamiento táctico, leíamos el pensamiento limpio y nítido de Carlos, quien consideraba que era urgente derrocar al somocismo, pero contando con todas las fuerzas unidas que le adversaban, al margen de la politiquería. Yo intuía en sus escritos, la necesidad de la unidad para derrotar al enemigo. Precisamente en esa batalla casi solitaria fue que lo sorprendió la muerte en el corazón de Zinica. Hoy, como ayer, extraño las lecturas y los círculos de estudio en la guerrilla. Ahora todo eso se ha perdido.
Los recuerdos me asaltan una y otra vez. No lo puedo evitar. Recuerdo que Carlos decía que había que enseñarle a leer a los obreros y campesinos. Pues yo fui uno de los que aprendió a leer en la guerrilla. Aprendimos a desmenuzar la Historia de Nicaragua y de Nuestra América. En fin, aquello no sólo era calistenias, entrenamientos tácticos y discusiones de la coyuntura nacional e internacional. No. La guerrilla fue una escuela bastante integral que nos permitió entender nuestra realidad y la de los demás. Pero también, esa misma escuela nos dio la oportunidad de transformar nuestras vidas. Aprendimos a ser honestos, solidarios, transparentes, amorosos sobre todo con los desarrapados y excluidos de la sociedad. Más aún, aprendimos a ser más humildes y a rectificar nuestros errores. Todo eso se lo debemos a Carlos.
Y fue así que encontramos el cadáver de Carlos en una bolsa de plástico con un zipper. Y vimos nosotros que ahí estaba su cuerpo completo. Lo exhumamos con cuidado y, sobre todo, con mucho respeto. Después de sacarlo de las entrañas de la tierra, dimos aviso al Comando de Waslala. Se envió a un mensajero porque en ese tiempo no había ni celular ni teléfono ni nada. Entonces se mandó a un hombre, pues, montado en una bestia hacia el Comando para que diera el aviso. Se les envió a los compas de Waslala una nota en la que se expresaba que la columna ya había encontrado al Jefe de la Revolución.
Recibida la novedad por el entonces responsable del Comando de Waslala, el compañero Irving Dávila, éste dio la importante noticia a sus superiores, a través de un radiocomunicador que había dejado la Guardia Nacional en ese viejo campo de concentración, tristemente célebre por las innumerables represalias, torturas y asesinatos contra campesinos, colaboradores y guerrilleros en el Caribe Norte. Una vez que Irving comunicó a sus jefes la noticia, entonces iniciamos los trámites del retorno de los restos mortales de Carlos.
Recuerdo que a la pequeña comunidad de Dipina llegaron varios periodistas, la televisión y un helicóptero para transportar los restos de Carlos a Matagalpa, que fueron recibidos por Tomás Borge.
Muchos pensarán que nuestro destacamento no dio con Carlos. Pues no es así. No cabe la menor duda que encontramos en Dipina al Fundador del Frente Sandinista. Todas las señas y características proporcionadas a la columna guerrillera desde el mismo inicio de la misión, coincidían de manera exacta con los restos y demás cosas que encontramos en la bolsa de plástico.
En un primer momento, la primera impresión que nos causó el hallazgo de los restos mortales de Carlos fue de alegría y satisfacción porque habíamos cumplido con la misión que se nos había encomendado. Teníamos enfrente al Jefe de la Revolución y al hombre que nos condujo hasta la derrota del somocismo, tal y como lo había hecho tambien el General Sandino en su momento. La satisfacción era intensa al punto que nosotros queríamos llorar, conocer lo que había dentro de ese hombre. Nosotros le habíamos seguido sus pasos en ese movimiento armado; por Carlos fue que nuestra columna guerrillera, la “Pablo Úbeda”, anduvo en tantos lugares, en Zinica, Boca de Piedra, en Las Torres, en Kilambé. Yo estuve en los mismos campamentos en que el Jefe de la Revolución se guareció durante tanto tiempo.
Es bueno aclarar una cosa. Podemos decir que el cuerpo del Comandante Carlos estaba en perfecto estado. Completo. Y aunque había pasado ya bastante tiempo, encontramos todo el cuerpo, es decir, todos sus huesos. Nosotros que exhumamos el cadáver de Carlos decimos que estaba completo. Incluso, la bolsa de plástico contenía algunas de sus cosas: cinturones, sus fajones, su uniforme que ya estaba bastante desbaratado, adicionalmente encontramos sus lentes, una mochila y zapatos. Una de sus características más reveladoras, su estatura, fue decisiva a la hora de identificar sus restos.
Rodolfo Amador Gallegos, el jefe de la misión, tuvo que lidiar con algunos inconvenientes de última hora durante la localización de los restos de Carlos. En ese momento no había medios de transporte porque en Dipina no penetraban vehículos. Así que lo primero era trasladar en bestia los restos de Carlos y, lo segundo, era que el Gobierno, el Presidente de ese momento enviara medios aéreos y así se hizo. Amador Gallegos, entonces, procedió a dar más o menos las coordenadas para que aterrizara sin problemas el helicóptero. Después, como queda dicho al inicio, llegó a Dipina el medio aéreo para trasladar los restos del Jefe de la Revolución al Comando de Waslala, luego a Matagalpa y, por último, a Managua.
Para nosotros los guerrilleros y guerrilleras participantes de la misión, Carlos fue el hombre que vislumbró con suma agudeza la posibilidad de unir como en una carrera de relevos, el pensamiento del General Sandino al proyecto del derrocamiento de la Guardia Somocista. Tuvo la capacidad de elaborar un Programa para los sandinista. Él dio lo que tenía y creyó que todo lo que andaba haciendo era para mejorar la vida de la gente. Hoy, a 33 años de su partida, el Programa Histórico aún reclama su propio espacio, su propia vigencia. FIN.
Escribanos: Francisco R. Altamirano h. y Karina Sáenz.
Matagalpa, Sábado 7 de noviembre de 2009.
Gracias Sergio por este documento historico. de nuestro Carlos Fonseca. de "Rubén" guardo algunas fotos que me obsequio cuando estuvo por el Parlamento. tengo anecdotas de las tomas de Esteli, pues, en "Serranias" en donde disfrutamos tantas veces del Ron Nica escuche atentamente sus heroicas acciones, su niñez en calzon chingo en el rio mientras su madre lavaba ropa, en fin, cuando murio por las causas que vos sabes llore como niño. Esa fresca sonrisa, su guayabera blanca que contrastaba con el sucio ropaje del guerrillero, sus pasos firmes, los recuerdos de su hermano asesinado por los esbirros somocistas. Cuanta historia, cuanto sacrificio, cuantos hijos de nicaragua muertos, sin embargo, alli aun esta el cielo esperando que lo asaltemos y cumplirle a Carlos y, por supuesto, a "El Zorro".personajes que nos enseñaron el camino a la lucha, al estudio, a la solidaridad, al amor, a matar el egoismo, la envidia y tantas cosas que hoy florecen y se multiplican-por desgracia- en muchos sectores de nuestra nacion.
ResponderEliminarAbrazos,
Henry Briceño
Sergio,
ResponderEliminarun testimonio sencillo y lleno de respeto, digno del Comandante Carlos Fonseca.
Su nombre y su guía seguira presente en los verdaderos revolucionarios.
Gracias por este emotivo recuerdo
Hola Sergio:
ResponderEliminarAntes de todo recibe mi estima y mayores consideraciones. Aprovecho para desearte lo mejor. Te agradezco mucho tu documento.
Un abrazo
Mario Tapia
Gracias sergio,
ResponderEliminarpor el documento que me enviaste, creo que es importante para los que creimos en el pensamiento de Carlos, conocer las circunstancias del hallazgo de sus restos,
saludos,
ligia guillén
Muy bueno Sergio, gracias, Eddy Kühl
ResponderEliminarSergio; Te agradezco sinceramente tus correos, todos son de mucho valor para Mi. Ese de Que es ser Sandinista, considero que lo debieran retomar muchos nicaragûenses que ahora son militantes del partido y ver hasta que grado o porcentaje lo han puesto en práctica.
ResponderEliminarEl de la exumaciòn de Carlos Fonseca, es un documento interesantísimo, Gracias a los que lo escribieron, lo trasmitieron y gracias al Dios Altísimo por la vida del Chele Adrián, quien en esos tiempos no tenìa a Dios en su corazón, pero ahora si dice que lo tiene y le ha ayudado a revisar su trayectoria y enderezar la senda que El le tenía trazada, Dios les bendiga.
Jacinto Villalta
Los siguientes comentarios los copié de El Nuevo Diario que publicó el escrito:
ResponderEliminar1. Ligia 10:39 - 08.11.2010
Cuanto oportunismo somocista...el nombre del padre de Carlos Fonseca, era Fauso Amador. Si no conocen el nombre...que clase de mentiras van a publicar.
2. moncho 10:31 - 08.11.2010
No entiendo esta noticia., y no dijeron en los mismos periodicos de aquellos años, que uno de sus mismos compañeros en prisiòn habia traicionado al Comte Carlos Fonseca?
Sean serios con las noticas hommm..... no cambien los hechos historicos
3. José Antonio 10:29 - 08.11.2010
Parece que aquí estan metidos un poco de guardias somocistas que quieren sacar provecho de la muerte del fundador Mayor FSLN Carlos Fonseca. De todos modos:"Es de los muertos que nunca mueren", y seguirá despierto hasla la eternidad.!Patria Libre o Morir!
Más comentarios copiados de El Nuevo Diario:
ResponderEliminar4. Alcides 10:28 - 08.11.2010
Acerca de ese relato sobre la muerte de Carlos Fonsaca Amador, despues de 34 años, no hay de qué asombrarse, pues es bien sabido que con el tiempo se crean mitos y leyendas sobre personajes que han formado parte de la historia del pais. Guardandos la comparación entre Jesús el crucificado, y Carlos Fonseca, podemos ver con claridad, como se tergiversan los hechos. Jesús murió segun los relatos en los los años 30, de la era cristiana, y en los años sesenta o sesenta y cinco, empezaron a escribierse los llamados Evangelos. El primero fué el de Marcos, o Marco y despues los demás. Con solo leer el Evangelio de Marcos, nos damos cuenta cuanto fué agregado en los otros tres, el último de los cuales, el de Juan fué escrito en el año noventa o cien. Eso mismo pasará con los relatos de Fonseca Amador, igual ha pasado con Sandino y demás personajes de la historia. Asi que a mi no me sorprende que salga el tal Chele Adrian con ese cuento chino. Lo que si, me sorprende es que un diario tan serio como El Nuevo Diario, le dé visos de veracidad a ese relato, al llamarlo "testimonio inédito" Hasta el más tonto sabe que a un lider y creador del FSLN, no lo iban a dejar enterrado como un guerrillero comun y corriente. Por lógica tuvo que ser llevado a Managua y se asegura que fué entregado a su padre, quien era el brazo derecho de tacho en los negocios azucareros y demás. Prueva de ello es que Fausto Amador, siguió al lado de Somoza hasta el último dia.
5. JUAN CARLOS 10:22 - 08.11.2010
Solo los que se quedaron escondidos en sus casas, los que salian a saquear los establecimientos y los que apoyaban a la GN en tiempos de la guerra, no se dieron cuenta de la organización que exixstió durante los años de combate antes del 19 de julio del 79
Trino Báez y Gustavo Cifuentes, son dos de ellos, opinan con frialdad porque fueron Guardias Nacionales, plenamente identificados, despues vivieron de las costillas de los campesinos que los engañaron, los pobres contras, ahora son reconocidos liberales que añoran el regreso de la criminal GN.
Pobres payasos, ignorantes y cobardes. agrdezcan al FSLN que están vivos porque ustedes merecen fusilamiento.
Otros comentarios en END:
ResponderEliminar6. Ramón Pineda 10:18 - 08.11.2010
Reproduzco lo que textualmente escribió Carlos Fonseca, definiendo a un sandinista: "Al sandinista debe caracterizarlo el desinterés absoluto, máximo, opuesto a mezquinas ambisiones. Cuando un compañero está dominado por ambisiones personales, está desahusiado como sandinista".
¿Serán sandinista entonces Daniel Ortega y toda la recua de ladrones que lo rodean?
7. jacinto Macias. 10:02 - 08.11.2010
Cuando la OSN detecto a Tomas Borge en la Colonia Centroamerica, la Mildre fue la única que se fajo con la GN, y el Comandante lo que hiso fue entregarse; Me rindo, Me rindo, soy Tomas Borge. En un articulo que lei sobre el encargado de interrogar al comandante Toma Borge (Coronel OSN Hugo Torrez) manifesto que Tomas fue el que revelo la ubicacion o la ruta que llevaba Carlos Fonseca. Incluso Hogo Torres (OSN) revelo que las declaraciones de Tomas quedaron en los archivos de la OSN.
8. Sombra 09:31 - 08.11.2010
Fonseca Amador murió en una emboscada en la zona de zinica, antes de la emboscada habia habido una refriega con una patrulla GN, que se dio cuenta de l presencia de Fonseca porque dejo abandonado unos lentes "gruesos", esta patrulla dio aviso a otra que estaba mas adelante sobre la refriega y montaron una emboscada, dos o tres hombres mas acompañaban a Carlos Fonseca. El oficial de la patrulla que puso la emboscada era un teniente de reciente graduacion de la Academia Militar de Nicaragua. Hay detalles especifcos de la muerte del lider guerrillero, pero solo el teniente de esa patrulla lo sabe en "detalle".Somoza sintio la muerte de Carlos , pues era el hijo de uno de sus mas cercanos colaboradores. Lo demas es ficcion.
Más comentarios en END:
ResponderEliminar9. Verdad Aunque Duela 09:27 - 08.11.2010
"Creanlo o no" El cuerpo supuestamente encontrado no es Carlos Fonseca Amador, quien murio como los hombres en combate con la GN, el Capitan (Me reservo el nombre,los Sandinistas saben bien quien es) comandante del peloton que se tranzo en combate con el guerrillero y su columna puede verificar esto y lo hara muy pronto en un libro ha ser publicado.
Al cadaver se le cortaron las manos(por rapidez) para identificacion de huellas e identidad, siendo enviadas a Managua, posteriormente fue enviado en helicoptero siendo plenamente identificado y fotografiado, existen mas de 100 fotos, finalmente se le entrego a Don Fausto Fonseca padre de fonseca Amador quien era uno de los administradores de los negocios de la familia Somoza. Don fausto(antisandinista 100%) le dio cristiana sepultura en un lugar de Nicaragua.
El que los Sandinistas encontraron el cuerpo es un cuento de Hadas para desvirtuar la verdad y tener una tumba sin el cuerpo del legendario Comandadante Carlos.
La Guardia no asesinaba se tranzaba en combate y habian bajas de los dos lados.
10. LIC. ROGER SANCHEZ 08:45 - 08.11.2010
“…organizó a las quince personas que buscarían los restos de Carlos y de otros guerrilleros que habían caído asesinados por la Guardia somocista”. Y yo digo: ¿Cayeron en combate, o fueron asesinados? Porque si los guerrilleros “sandinistas” cayeron en combate no fueron asesinatos, porque en ese caso también los Guardias Nacionales que cayeron en combate fueron asesinados por los piricuacos. ¿O no? Veo que cada quien jala agua para su molino a su mejor conveniencia.
11. José Fco. Mendieta L 08:35 - 08.11.2010
Saludos. Me parece que esta no es la foto del "Chele Adrián", si acaso es la misma persona de la que estamos hablando. Favor verificar. Gracias
Copiados de END:
ResponderEliminar12. Trino Baez 08:25 - 08.11.2010
La verdad es que tanto los Ortegas como Borge no quieran a Calos Fonseca – le tenían celos de su liderazgo - y lo sacrificaron dejándolo en la montaña casi solo. Ahora sale este tipo sale con este cuento de una bolsa plástica con zíper enterrado debajo de un tronco – por favor END no se presten a tanta ridiculeces. Los restos de Carlos Fonseca fueron entregados a su padre, Fausto Amador, viejo empleado de confianza de los Somozas en Managua.
13. Richie Marvie 07:56 - 08.11.2010
Guerrilleros que habían caído asesinados por la Guardia somocista???No seria mejor decir que murieron en combate.????Si la guardia era una fuerza regular y los guerilleros una fuerza irregular,cuando se encontraban no era para cantar el "cumbaya"...
14. Gustavo Cifuentes Saenz 07:56 - 08.11.2010
No entiendo como identificaron los restos? Por la estatura? Lentes? Pertenecías en bolsa plástica? No se habla de ningún examen forense, DNA u otro método científico para confirmar que son los restos de Carlos Fonseca. Todo esto es un jueguito del Sandinismo para crear un héroe. Ahora tantos años después sale esta historia increíble del hallazgo – solo en Ripley’s. Nadie va creer que la Guardia no se llevo los restos de Fonseca Amador a Managua – por favor, tomaron fotos, fue gran noticia la muerte en combate de Fonseca.
Siempre encuentro ridículo en estos “recuerdos históricos” que los guerrilleros al morir son “asesinados” como si fueran santos. La misión de encontrar los restos es una odisea tan inventada que nada lo que dicen ahora se puede confirmar por haber pasado tanto tiempo. No les parece que algo tan importante ya habrá salido anteriormente? Donde esta Yeyo para que se lo crea.
15. WTF 07:44 - 08.11.2010
Que ironía! el "valiente" comandante Borge recibió los restos de su amigo, su "hermano"...
16. informado 06:28 - 08.11.2010
que interesante narracion que hace el periodico acerca de los restos del inmortal Carlos Fonseca, esta perfecto que el periodico informe con profesionalismo y con respeto hacia las creencias del pueblo, porque lo leen de todas las ideologias y de todas las creencias y todo mundo merece respeto.
Hola Sergio:
ResponderEliminarAcabo de acceder al END. Lei los comentarios que, desde luego, son variopintos. Aquellas personas que rechazan lo expresado en el articulo, (porque aparentemente encontraron inconsistencias o porque adversan al sandinismo) están en su derecho de reprobar el escrito. El mismo derecho les asiste a los hermanos y hermanas que aprobaron el contenido. De todas formas, El Chele Adrian no es un impostor y merece que le escuchemos. Mas alla de todas las notas que leí con gusto en el END, es importante que los hacedores de nuestra historia mas contemporánea se les de espacio para que se expresen...Es importante que nosotros aportemos nuestro granito de arena en la reconstrucción de la historia local y nacional. Cuando se le hizo la entrevista al Chele Adrian, nosotros (Karina y yo) insistimos en la idea en boga durante la Revolución, es decir, de que el cuerpo del Comandante Carlos no tenia sus manos ni sus pies. El Chele Adrian fue enfático: el cuerpo encontrado estaba completo. Otro dato que te quiero agregar: Irving Dávila, en noviembre del 2009, escribió en Opinión del END y refiere la presencia de El Chele Adrian en el operativo para identificar y rescatar los restos mortales de nuestro querido Carlos. Bueno, me siento feliz porque al menos, porque gracias a tu colaboración, hoy se esta hablando (y especulando) a cerca de Carlos y de la gente que le ha costado la causa.
Abrazos. F. R. Altamirano h.
la tracion de tomas borge a carlos le salvo la vida.....tengo 94 años y yo estuve en el interrogatorio...fue parte de el. no dire mas.
ResponderEliminarEse senor es un gran mentiroso,si es verdad que vivia donde el dice, pero solo eso,el resto de lo que dice es 100% mentira,conosco al capitan que era el comandante de la patrulla que aniquilo a Fonseca y al teniente que lo fue a enterrar,,el teniente que era el segundo al mando de esa patrulla fue sacado de la carcel y cobardemente asesinado,dicho por el asesino tomas borge,el teniente junto a unos soldados se lo llevaron en helicoptero,a un lugar que nadie vio, solo los soldados involucrados,y efectivamente le cortaron las manos para ser llevadas a Managua e identificarlas,lo que pasa es que el nuevo diario como paquin sandinista,siempre saca relatos tontos, y los exageran mucho,ademas, si murieron en combate no fueron asesinados,el nuevo diario como siempre con su mediocre periodismo sandinista.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con usted..!!
EliminarConozco a una persona que fue una de las que recibió esas ordenes y me lo confió en una conversación..!!
Y es mas Yo vivia en Rio Blanco cuando eso paso, y se por fuentes que lo emboscaron por denuncias del mismo Tomas Borge que pasaria por ese rio y la hora..!!
Creen ustedes que fue casualidad esa emboscada..?? Ni la misma G.N sabian que era Carlos Fonseca y en la manana se escucho el movimiento de helicópteros por la zona
LE CREO A CARLOS LA GUARDIA LOS ESPERO A DESDE LA CASA DE NATIVIDA .FUE 7PM NO ESTA LLOVIENDO COMO DECIS EL SR MUERE CON OTRA PERSONA .CARLOS LOS TIRAN EN LAS PIERNA MUERE PRIMERO SU AYUDATE CARLOS ANDA UNA CALARIDA M1 LE CORTA SU MANO DERECHA SE LA LLEVA A SOMOZA, ME ACUERDO POR YO ALFADETICES AL HIJO DE NATIVIDA QUE FUE CORTO SU MANO ME COSTO QUE ME CONTARA COMO FUE LA MUERTE DE CARLO.DIO SU VIDA COMO MUCHO COMBATIENTE PARA QUE OTRA DICTADURA TOMAR EL PODER
ResponderEliminarEstimado Sergio,
ResponderEliminarMe gustaría que pudiéramos platicar. En donde le puedo escribir, su blog no tiene opción de poner enviarle un mensaje en privado.
Saludos cordiales,
Mar Pilz