La mayoría
de habitantes de Nicaragua está condenada. No sé si logrará justicia. Sólo sé
que nunca se cansa de buscarla, y que es capaz de matar o morir por su causa.
Las razones, tampoco me las sé. Son múltiples las interpretaciones de la
expresión rebelde del nicaragüense pobre, así como de los orígenes de su
miseria. Sin embargo, lo único que puedo aseverar es lo que observo diario.
Por ejemplo,
un bebé que nace en la miseria, lo veo sin posibilidades de vivir, y si logra
vivir no creo que alcance aprobar la escuela primaria, pero si supera el grado,
difícilmente recibirá un diploma de bachiller, pero contra todo pronóstico lo
recibe y sale de la universidad, la única opción que tomará es la de ser
corrupto.
Es que no imagino un resultado diferente. Quienes han acumulado capital, jamás han estado desligados del poder político y esta fracción nunca en la historia nacional ha mostrado honradez en el manejo del erario.
Los empresarios vuelven a obtener grandes propiedades, amparados en mecanismos legales bajo el concepto de propiedad privada. Un marco jurídico establecido por los gobiernos, desde 1990, acompañado de voluntades económicas, quiebra a los pequeños y medianos propietarios beneficiados con las leyes de posesión dictadas por los sandinistas, y a otros que no recibieron.
La cúpula del sandinismo, a pesar de la buena intención de las leyes que firmó, no escapó a los vicios de antaño en relación al aprovechamiento de los bienes nacionales, surgiendo un sector económico representativo, muy activo y sagaz en los métodos tradicionales para acumular capital.
Los inversionistas nacionales exitosos han sido o son funcionarios del Estado, o parientes y amigos. Son socios de la gran empresa político económico. Asesores y socios del capital extranjero. Trafican con sus influencias para conceder preferencias o igual obtenerlas.
Ellos son prototipo de bienestar. Se les mira regordetes, ampulosos, consumistas, llenos de arrogancia, y discursos demagogos. (Incluso el ex presidente Arnoldo Alemán, estando prisionero condenado por corrupto, y su familia, se ven muy bien). Se dan el lujo de mostrarse como grandes benefactores, capaces de trabajar con ahínco por el progreso de los pobres.
No les importa que sepamos todos que la grandiosidad de ellos radica en la habilidad de continuar captando capital proveniente del Estado o por su dominio en éste. Nada les importa más que llenar las cuentas bancarias con el mayor número de ceros posibles y mantenerse en el poder inmune e impune.
Con ese ejemplo se forman los niños pobres buscando el progreso. Con ese ejemplo se instituyen los hijos de los políticos empresarios para aumentar fortuna. Sin embargo, los primeros, repito, difícilmente llegarán al éxito y si lo alcanzan existen todas las posibilidades de ser inmersos en el modelo. Los segundos, pues como siempre estarán amparados por lazos sanguíneos y de amistad sociedad anónima con quienes les trasladan el manejo del Estado, como parte de la herencia.
Además, no habrá cambios en las relaciones laborales. El patrón seguirá multiplicando su actuar autoritario, explotando y humillando al trabajador. Este a su vez, se comportará similar con los subalternos y éstos no prosperarán porque no los dejan o no pueden pensar y actuar con libertad creativa, ni con independencia ideológica.
La única vía para “respirar un poco y agarrar nuevos ánimos” es volver al levantamiento. Ese ciclo es terrible:
Todavía el Estado mata a estudiantes porque protestan al negárseles un derecho que les corresponde. Pero, el Ministerio de Educación no presenta una propuesta seria para negociar la superación académica con una inversión certera. No es posible que sigan proliferando universidades mediocres como alternativa, porque los políticos empresarios son los dueños. Tampoco es aguantable que la educación nacional siga a la zaga.
En la generalidad de los casos los profesionales, nueva generación que aspira a obtener capital por sus capacidades académicas, se ven truncados por la imposibilidad de superar y desean abandonar el país. Así como lo dejan los empleados con menor conocimiento escolar.
Las mujeres graduadas, aunque han avanzado, como norma no logran un sitial preponderante por sus capacidades; en la familia y el trabajo son víctimas de tratamiento sexual diferenciado. Y las que no muestran título, por lo habitual son tradicionalmente mujeres sujetas al señorío del hombre.
Miles de campesinos sin tierra demandan parcelas. Muchos de ellos las mal vendieron, y otros muchos jamás han recibido. De tal manera que el campo, en un país con gran potencial agroforestal está sin producir al máximo, habitada por mayoría sin provecho.
Miles de habitantes viven sin empleo o no perciben un salario estable, y si lo toman no alcanza para lo básico. Miles de humanos gastan el equivalente a un dólar diario. Miles habitan en casas miserables o sin condiciones aceptables. Miles son analfabetos. Cientos de miles de dólares engordan las cuentas de los políticos empresarios.
¡Están condenados!
La Dalia, Matagalpa.
Es que no imagino un resultado diferente. Quienes han acumulado capital, jamás han estado desligados del poder político y esta fracción nunca en la historia nacional ha mostrado honradez en el manejo del erario.
Los empresarios vuelven a obtener grandes propiedades, amparados en mecanismos legales bajo el concepto de propiedad privada. Un marco jurídico establecido por los gobiernos, desde 1990, acompañado de voluntades económicas, quiebra a los pequeños y medianos propietarios beneficiados con las leyes de posesión dictadas por los sandinistas, y a otros que no recibieron.
La cúpula del sandinismo, a pesar de la buena intención de las leyes que firmó, no escapó a los vicios de antaño en relación al aprovechamiento de los bienes nacionales, surgiendo un sector económico representativo, muy activo y sagaz en los métodos tradicionales para acumular capital.
Los inversionistas nacionales exitosos han sido o son funcionarios del Estado, o parientes y amigos. Son socios de la gran empresa político económico. Asesores y socios del capital extranjero. Trafican con sus influencias para conceder preferencias o igual obtenerlas.
Ellos son prototipo de bienestar. Se les mira regordetes, ampulosos, consumistas, llenos de arrogancia, y discursos demagogos. (Incluso el ex presidente Arnoldo Alemán, estando prisionero condenado por corrupto, y su familia, se ven muy bien). Se dan el lujo de mostrarse como grandes benefactores, capaces de trabajar con ahínco por el progreso de los pobres.
No les importa que sepamos todos que la grandiosidad de ellos radica en la habilidad de continuar captando capital proveniente del Estado o por su dominio en éste. Nada les importa más que llenar las cuentas bancarias con el mayor número de ceros posibles y mantenerse en el poder inmune e impune.
Con ese ejemplo se forman los niños pobres buscando el progreso. Con ese ejemplo se instituyen los hijos de los políticos empresarios para aumentar fortuna. Sin embargo, los primeros, repito, difícilmente llegarán al éxito y si lo alcanzan existen todas las posibilidades de ser inmersos en el modelo. Los segundos, pues como siempre estarán amparados por lazos sanguíneos y de amistad sociedad anónima con quienes les trasladan el manejo del Estado, como parte de la herencia.
Además, no habrá cambios en las relaciones laborales. El patrón seguirá multiplicando su actuar autoritario, explotando y humillando al trabajador. Este a su vez, se comportará similar con los subalternos y éstos no prosperarán porque no los dejan o no pueden pensar y actuar con libertad creativa, ni con independencia ideológica.
La única vía para “respirar un poco y agarrar nuevos ánimos” es volver al levantamiento. Ese ciclo es terrible:
Todavía el Estado mata a estudiantes porque protestan al negárseles un derecho que les corresponde. Pero, el Ministerio de Educación no presenta una propuesta seria para negociar la superación académica con una inversión certera. No es posible que sigan proliferando universidades mediocres como alternativa, porque los políticos empresarios son los dueños. Tampoco es aguantable que la educación nacional siga a la zaga.
En la generalidad de los casos los profesionales, nueva generación que aspira a obtener capital por sus capacidades académicas, se ven truncados por la imposibilidad de superar y desean abandonar el país. Así como lo dejan los empleados con menor conocimiento escolar.
Las mujeres graduadas, aunque han avanzado, como norma no logran un sitial preponderante por sus capacidades; en la familia y el trabajo son víctimas de tratamiento sexual diferenciado. Y las que no muestran título, por lo habitual son tradicionalmente mujeres sujetas al señorío del hombre.
Miles de campesinos sin tierra demandan parcelas. Muchos de ellos las mal vendieron, y otros muchos jamás han recibido. De tal manera que el campo, en un país con gran potencial agroforestal está sin producir al máximo, habitada por mayoría sin provecho.
Miles de habitantes viven sin empleo o no perciben un salario estable, y si lo toman no alcanza para lo básico. Miles de humanos gastan el equivalente a un dólar diario. Miles habitan en casas miserables o sin condiciones aceptables. Miles son analfabetos. Cientos de miles de dólares engordan las cuentas de los políticos empresarios.
¡Están condenados!
La Dalia, Matagalpa.
Jueves, 17
junio del 2004
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