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Marcha de protesta en Matagalpa 2018 |
Gente opositora a la familia Somoza sufrió la furia del
régimen tras el asesinato del fundador de la dinastía, aun cuando nada tuviera
que ver con el complot para matarlo por su interés de reelegirse presidente (1956).
Desde que recuerdo se habla de presos políticos,
torturados, y asesinados. Nací cuando decenas de nicaragüenses estaban en la
cárcel y comenzaba un movimiento guerrillero.
Personas cívicas y armadas coincidían en erradicar la continuidad
presidencial, destronar a la dinastía sostenida por el ejército nacional al
servicio de los Somoza desde la década de mil novecientos treinta.
Aquellos denunciaban el nepotismo y la corrupción que
volvió millonarios a gobernantes, la pobreza de la mayoría, la injusticia de
clases, la falta de libertades para criticar a la dictadura, los fraudes
electorales.
Un escenario en el cual había miles de nicas aplaudiendo
la aplicación de palo y plomo a “enemigos”, gozosos con los beneficios que
obtenían por su fidelidad a los Somoza, sin faltar vendidos aparentemente
opositores.
Otros nicas querían construir democracia y bienestar
económico propio con honradez. Terminar de una vez con las recurrentes guerras
nacionales y las de intervención militar extranjera en los siglos 19 y 20.
A finales de los años 1970 y en los 1980 siguió la batalla
entre nicas, con miles de prisioneros y asesinados, y la influencia de
potencias mundiales. Más pobreza, más dolor, más exiliados, y más rompimiento entre
parientes y amistades.
En el siglo 21 también escucho y leo denuncias de “secuestrados
debido a criterios políticos, encerrados en condiciones inhumanas, recibiendo
torturas, sin derecho a un justo proceso judicial, sin que los vean sus familiares”.
Para unos, Nicaragua es un caos porque no se sienten
seguros, han perdido finanzas, han huido del país, están de duelo, y para otros
es la mayor alegría porque pueden avasallar al contrario, ganar dinero,
protegidos por quienes gobiernan.
He transcurrido seis décadas viviendo esta barbarie. No
se ha logrado la paz y el progreso. No prevalece democracia en este país
condenado, pero el cambio avanza, lento e indetenible hacia un nuevo sistema.
Jueves 24 junio 2021
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