Doña Carmen, foto tomada de su página en facebook: https://www.facebook.com/p
Mi testimonio
Solidaridad con Doña Carmen Toruño y su familia
Opinión
Marvin Palacios Paiz*
Recuerdo a Doña Carmen allá a finales de los años 70 en el período más álgido de la lucha contra Somoza en León; su casa hermosa, de amplios corredores, típica casa leonesa de adobe, era entonces casa de seguridad de un grupo de militantes del FSLN, entre los que recuerdo a la ya fallecida y que partió muy temprano, Carmen Moreno, dirigente nacional de la recién fundada Juventud Sandinista; a Francisco Sánchez, Viceministro de Comercio Interior, en los años 80; a Carlos Zamora, Ministro delegado de la Región Sexta y luego diputado; al dirigente del FER de la UNAN-Managua en los años 70, Ronald Streber; a Óscar Somarriba, hermano de Marcos, el Comandante Guerrillero ya fallecido; todos pertenecíamos a la tendencia Proletaria del FSLN de ese entonces.
Pero en honor a la verdad, la casa de Doña Carmen era más que una casa de seguridad, era además nuestra propia casa, nuestro hogar temporal. Doña Carmen y sus hijas se esmeraban para que no nos faltara nada, nuestra comida, nuestros refrescos, nuestra cama y ropa aseada y lista, llegando incluso al extremo de alivianarnos para el taxi algunas veces. Por las noches, cuando no salíamos a operar, nos sentábamos en los corredores de la casa y se armaba una tertulia familiar, en donde compartíamos sueños y esperanzas de un futuro próximo de libertad anhelando poder quedar con vida para disfrutarlo.
Pero, además, sus hijas nos hacían de correo por los distintos puntos de León distribuyendo mensajes, planes y contraseñas a todas las estructuras. La casa de Doña Carmen también era una especie de centro de operaciones clandestinas, pues allí hacíamos todo tipo de reuniones, en especial la del Comité Regional Proletario encabezado por el comandante guerrillero Alonso Porras, y reuniones de coordinación operativa entre las tres tendencias del FSLN. El amor y el cariño que nos prodigaron Doña Carmen y su familia en esos días tan duros, cuando expusieron sus vidas las veinticuatro horas del día, son de las cosas que jamás he olvidado ni olvidaré, pues personas como estas fueron las que hicieron posible que hubiera revolución en este país.
Luego vino el triunfo, la gran victoria del 19 de Julio, y a Doña Carmen --a sus 60 y pico de años-- la vimos ajustarse en primera fila sus botas y uniforme de miliciana encabezando las exhaustas caminatas con su BZ al hombro, superando incluso a muchos jóvenes; la vimos en la alfabetización; la vimos en la organización de los CDS participando en todo tipo de tareas comunales con esa su energía envidiable.
La alegría y el fervor revolucionario hicieron brotar en Doña Carmen su vena artística, su pasión por la cultura y por nuestras tradiciones. La primera expresión artística que le conocí fueron sus gigantonas, hechas con sus propias manos, tres lindas y muy distinguidas señoronas que ganaron muchos concursos en las festividades leonesas de La Purísima, acompañadas de las picarescas y jocosas coplas salidas de la creativa imaginación de Doña Carmen, que se distinguía, además, por la elaboración de sus hermosos altares a la Virgen Concepción el día de La Gritería, con los que ganó varios premios en los concursos celebratorios de tan tradicional fecha.
Luego Doña Carmen, a inicios de los años 90 puso manos en lo que sería su obra maestra: El Museo de Mitos y Leyendas Coronel Arrechavala de León. Investigó, se documentó, y con sus propias manos, esfuerzo y recursos comenzó a darles forma a todos y a cada uno de los personajes del imaginario popular y tradicional de León: el Padre sin Cabeza, el Coronel Arrechavala, la Carreta Nagua, la Toma tu Teta, el Cadejo, el Punche de Oro etc., etc. Cada mito, recreado en una escultura elaborada con materiales de toda índole, con su respectiva leyenda escrita al pie. Para terminar de hacer realidad su proyecto gestionó y acondicionó las ruinas de lo que fueron las cárceles del comando GN “La 21”. Así lo hizo realidad, y hoy por hoy es un orgullo de León y de los leoneses, por donde han desfilado miles de escolares y turistas extranjeros y nacionales, convirtiéndose en un centro formativo, educativo, propagador de nuestras tradiciones y nuestra cultura.
Repito, todo ello producto del trabajo y del esfuerzo propios de Doña Carmen, quien además escribió un pequeño libro autobiográfico, escribe coplas y poesía, es compositora, es promotora cultural, cocina exquisito, dibuja, canta, ejecuta la mandolina y chatea por internet… ¡toda una hermosura de persona! Enviudó joven, por lo que crió y educó sola a sus hijos, que hoy son todos profesionales: cinco mujeres y un varón. ¡Una auténtica mujer de “ñeques”! Su amor por la cultura es tan intrínseco a su humanidad, que incluso hace pocas semanas terminó de colocar las verjas en la entrada al museo, para protegerlo de los vándalos.
Pues bien, esta mujer de ñeques, esta hermosura de persona, síntesis de las más excelsas virtudes ciudadanas, hoy a sus 94 años, y ya postrada en una silla de ruedas, está siendo víctima de la infamia y del atropello más grande que mis ojos han visto: está siendo despojada vilmente de una propiedad rural llamada Monte Carmelo, ubicada en el km 47 de la carretera vieja León-Managua, que adquirió luego de vender una pequeña propiedad heredada de su padre.
El gobierno, coludido con Albanisa, a la brava y por sus pistolas se han apoderado de su finca, han reprimido e infligido torturas físicas y psicológicas a sus dos hijas, Emperatriz y Carmen, quienes de manera pacífica y amparadas en la ley intentaron tomar posesión de su propiedad. Han usado todo tipo de artimañas para intentar “legalizar” el despojo, masacrando todas las leyes existentes sobre la materia y pisoteando descaradamente nuestra Constitución Política. ¿Dónde habrán quedado aquellos sueños que compartíamos con Doña Carmen, de una Nicaragua Libre, sin más atropellos, represión ni dictaduras? Su caso ha sido ampliamente expuesto en primera plana por END en varias ediciones.
Me pregunto: ¿Así paga este gobierno a quien tanto se sacrificó por la revolución? ¿Así paga este gobierno a quien tanto se ha sacrificado por nuestra cultura? ¿Así paga este gobierno a quien ha entregado la vida por su ciudad y por sus tradiciones? Doña Carmen fue declarada Hija Dilecta de la Ciudad de León por el Concejo, de mayoría sandinista, con base en todos sus méritos aquí brevemente expuestos. Posee más de treinta diplomas, distinciones, reconocimientos de todo tipo y en todos los ámbitos, que constituyen todo un homenaje a su labor ciudadana incomparable y desinteresada, donde ha invertido todo su sudor y sus pocos recursos, sin que ningún gobierno le diera siquiera sal para un jocote, y en vez de reconocerle con una pensión digna más bien la despoja de lo poco con que cuentan ella y su familia.
Qué insignificantes se ven los sinvergüenzas de Chico López y el procurador del robo, Hernán Estrada, autores materiales e intelectuales del despojo, ante la majestuosidad de esta señora. Doña Carmen ha recurrido a la sensibilidad artística e intelectual de Doña Rosario Murillo sin que hasta la fecha haya obtenido respuesta alguna. ¿Hasta dónde el poder desmedido está deshumanizando a algunas personas dizque cristianas y solidarias? Cuando perdemos la vergüenza, la dignidad y la solidaridad, ¿qué de humano nos queda? Aquí no se trata de politiquería barata, se trata de un problema de Hu-ma-ni-dad. La salud de Doña Carmen ha empeorado como consecuencia de esta gran injusticia, y sería muy lamentable que aconteciera un desenlace fatal.
Quiero expresar, por tanto, mi más profunda indignación, asco y repudio ante este atropello, en primer lugar como ciudadano y en segundo lugar como sandinista de los de verdad.
Finalmente, quiero llamar la atención de todas las organizaciones culturales, artísticas, poetas, escritores y escritoras nacionales; a organizaciones de mujeres; a los señores diputados honestos; al Instituto de Cultura, a la Casa de Cultura “Antenor Sandino Hernández”, de León, de la que Doña Carmen es miembro; a la Asociación de Artistas “Orlando Pastora”; al Comité Amigos del Teatro “José de la Cruz Mena”, y, en fin, a todos los ciudadanos y ciudadanas de buena voluntad, para que intercedan ante las autoridades correspondientes, y a mostrar nuestra solidaridad y apoyo con esta muy noble familia. Me ofrezco como facilitador para que nos reunamos los interesados este próximo sábado, 7 de mayo, a las 2 p.m., en casa de Doña Mercedes Del Castillo, que sita de la Administración de Rentas ½ c al sur, en León, para formar un comité de apoyo a la familia García-Toruño.
*Profesor, Facultad de Derecho
UNAN-León
mjpaiz@hotmail.com
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