jueves, 17 de mayo de 2018

Amenazaron con matarme


A las seis y media de la noche, hoy sábado, después de ver la concentración de protestantes frente a la iglesia catedral, iba solo en la calle, como siempre ando. Dirigiéndome a ver cómo estaban quienes apoyan a la gobierna, frente a la oficina del INSS. Al llegar a la esquina norte, media cuadra antes, me rodeó un grupo con garrotes.

Mis amigos que me advierten que no camine solo, dirán que es imprudencia. Pero no necesito escolta, me muevo libre.

¡Te vamos a matar hijueputa… vos venís del otro grupo!

Yo, tranquilo con mis brazos cruzados en el pecho, les dije: Vengo a ver qué sucede aquí, para escribir.

Nada hijuepueta, me gritó un tipo levantando un garrote. - El rostro no olvido.
Si me vas a matar, matáme. Le respondí sereno, viéndolo a los ojos, y atento al entorno.
Cerraron el círculo, siete personas con garrotes. La policía estaba a dos metros. Conozco a varios oficiales. Nada hicieron.

Me empujaron, los defensores de la gobierna. ¡Andáte hijueputa… vos escribiste un libro en contra del comandante! – gritó uno.

Con los brazos cruzados en mi pecho, agarrando mi cuaderno de apuntes, me dirigí lento hacia el oeste. Me empujaron. Me siguieron media cuadra. ¡Si te volvemos a ver te matamos…. hijueputa de la derecha!

He transitado entre los dos grupos enfrentados. Mis escritos han sido producto de lo que veo, me dicen, y pienso. Tal vez, algunos de ustedes los han leído.

A las nueve de la mañana, estuve frente al INSS, saludé a varios conocidos del gobierno y partido FSLN. Comentaron lo que he publicado, me dijeron que está bien mi llamado a la paz en Matagalpa. Me disculpan, pero pienso que probablemente fue hipocresía. Al rato, me abordó un civil, me puso fuerte la mano en el hombro izquierdo, entonces yo con intensidad leve le palmeé las costillas. Me preguntó: ¿Quién sos? Te hemos visto estos días. Le respondí: Soy periodista. Bueno, me dijo él, “le voy a decir a los otros que están chiva con vos”.

Como a las cuatro de la tarde, en la esquina noreste del parque Rubén Darío, vi cuando Sadrach Zeledón, alcalde de Matagalpa, huyó enganchado en la parte trasera de una moto, en el momento que los protestantes les tiraron morteros a los defensores del gobierno que corrieron despavoridos hacia el este, entre ellos Isaac “Chaco” Jáen, directivo del FSLN.
Había escuchado disparos, frente a la iglesia San José, y me fui a ver que estaba un grupo vapuleando a alguien, y quebrando los vidrios y destruyendo una camioneta blanca. Me dijeron que un hombre llamado Otoniel, a quien no conozco, disparó contra los manifestantes opositores. Me enseñaron la foto de un arma M-21 que le quitaron. Me informaron que se corrió a esconder en una de las casas contiguas a la iglesia.

Le digo a Pedro Haslam, Secretario Político Departamental del FSLN, y a Sadrach Zeledón, alcalde de Matagalpa, que controlen a sus seguidores que saben quién soy. No temo me agredan, y les sugiero que mejor me maten. No voy a esconderme, seguiré pensando y escribiendo.

Reitero, a la directiva del FSLN, ahora en público, pues en privado, hace dos días, les mandé un escrito, por correo electrónico, advirtiendo de las amenazas anteriores: No me acorralen, aún puedo actuar en defensa preventiva, junto a mis amigos combatientes. Por favor, para que no se lamenten sus familias. No se trata de quién es más “guevón” sino de quién aporta a la razón en esta sociedad, sin vendetas.

Sé que no se van a disculpar públicamente, ni en privado, tampoco se los pido, ni van a investigar a quienes me amenazaron, nada más les advierto que corrijan. Tampoco puedo descartar que más bien feliciten a esos agresores que me rodearon. También les reitero a mis amigos y amigas que seguiré pensando, escribiendo, y actuando.

Desde 1990 no uso armas.

Sábado 21 abril 2018 - 7:32 pm
Matagalpa

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