Guillermo Cortés Domínguez
En este nuevo libro de recopilación histórica de Eddy K‼hl, bajo el
sugestivo, evocador y romántico título “Jinotega, la Novia de la Montaña”,
encontramos un notable esfuerzo inquisitivo por desentrañar el pasado antiguo y
no tan antiguo, no de una ciudad, sino de toda una región: el norte y las
segovias, es decir, de cinco departamentos: Nueva Segovia, Madriz, Estelí,
Matagalpa y Jinotega.
Ya sabemos cuán esencial y determinante es conocer comprensivamente el
ayer, para ubicarnos con seguridad y confianza en el presente y proyectarnos
con firmeza y determinación hacia el futuro, como decía Hegel, aunque en
Nicaragua, en algunos momentos opacos de nuestra historia, pareciera que no
tenemos memoria o que somos desmemoriados, que somos expertos en repetir
incansablemente los mismos errores, siempre los mismos, una y otra vez,
equivocándonos, con torpeza, como víctimas de una maldición eterna.
De manera estúpida perdemos el tiempo dando vueltas y vueltas,
repitiéndonos, en un alucinante círculo perverso que, no obstante, debemos
tener la esperanza, será roto más temprano que tarde por un poderoso punto de
inflexión que tendrá que ser producido por la acción consciente e indetenible
de una nueva generación de nicaragüenses.
Acerca del origen de nuestros pueblos indígenas, sus lenguas, su rica
cosmogonía, y sobre su cultura en general, Eddy Kühl indica que recientes
descubrimientos de estudiosos europeos amplían bastante más la visión que hasta
ahora había prevalecido, tornando más complejo el análisis y abriendo más y más
interrogantes, por lo que el autor de esta obra desafía a los estudiosos
locales a que se incorporen al esfuerzo por desentrañar los misterios y
secretos de nuestra historia, que, en vez de disminuir, parecen aumentar.
Entre los múltiples y enriquecedores datos sobre nuestros pueblos
originarios presentes en esta obra, quisiera resaltar cómo, entre las
estadísticas de los primeros censos de la autoridad colonial, Eddy Kühl
identifica la desproporción entre la población declarada en cada lugar, y la cantidad de viudas y viudos.
Esas estadísticas frías no lograron ocultar el bárbaro y criminal genocidio al
que fueron sometidos nuestros antepasados.
De igual manera, Kühl pone de
manifiesto los prejuicios y la ignorancia de los conquistadores y su punta de
lanza, los eclesiásticos católicos, que exageraban hasta el ridículo la natural
superstición y otras formas de pensar, y que reprimían a los indígenas por sus
creencias y prácticas diferentes de la cultura que ellos trataban de imponer a
sangre y fuego. ¡Que impusieron a sangre y fuego! El historiador rescata con
sutileza cómo la represión obliga a los indígenas a potenciar su creatividad,
su imaginación y sus habilidades, para tratar de sortear la amenaza que
representaba un invasor autoritario, intolerante e irrespetuoso.
Aunque esta obra abarca cinco
departamentos del país, hay un énfasis en Jinotega, y así vemos datos que dan pistas
sobre los primeros asentamientos humanos de esta apacible ciudad, acerca del no
comprobado pueblo indígena de Jocomico, también sobre el poblamiento del llano
de La Tejera y, un poco más al norte, del lugar actual que ocupa “La
ciudad de los hombres y las mujeres eternas”. Un aspecto relevante son las
referencias históricas que conducen a concluir que los primeros
pobladores españoles de Jinotega, así como de otros poblados, son parte del
contingente de mujeres y hombres que huyeron de la original Nueva Segovia,
fundada en 1543 y destruida en 1611.
En una obra que pretende
destacar a Jinotega, no podía faltar una extensa referencia a uno de sus
personajes claves: Patricio Centeno. En particular, Eddy Kühl expone, con
deliberada preeminencia, como Centeno fue el principal artífice, el gran
estratega y ejecutor del sencillo pero eficiente ardid militar que condujo a la
crucial victoria sobre los filibusteros yanquis en la famosa Batalla de San
Jacinto, cuando ya parecía inminente la derrota de los patriotas. El
historiador sale así al paso de la incomprensible actitud de José Dolores
Estrada -lo que no borra sus méritos propios- de escatimar la proeza del
jinotegano de cabellos rojos y ojos azules. Una montaña de testimonios sepulta
la ruindad de Estrada. Y en esta obra se reinvindica también a los indios
flecheros de Matagalpa, como ya lo había hecho atinadamente Kühl en otro de sus
libros.
Es conmovedor el testimonio del
propio Patricio Centeno, quien al refutar categóricamente a Estrada, dice que
no lo hace para gloria de sí mismo, sino por la verdad. La verdad y la
honestidad, unidas de forma recíproca, tan esquivas actualmente, como quizás
nunca en la historia nacional. “(…) Mi objeto es que no se
mienta… y que el soldado sirva con lealtad y gusto, sin quitarle o ponerle al
digno lo que se le debe de justicia, dándole al que no merece la gracia de que
no es digno, (…)”, son palabras memorables de Patricio Centeno.
No podía ignorar Eddy Kühl al único Presidente jinotegano de la
historia, Bartolomé Martínez, nacido en El Lipululo, de quien destaca su linaje
indígena, así como su patriotismo, su capacidad administrativa y su honestidad
a toda prueba, “pues hizo respetar nuestra nacionalidad y recuperó para
Nicaragua el control del Banco Nacional, los Ferrocarriles y las Aduanas”. (Kühl:
2011). Este hombre merece un gran monumento, y más que eso, merece ser emulado.
Deberíamos ser como él.
En la parte final del libro, el
historiador aporta información sobre la introducción a Jinotega del cultivo del
café, los principales caficultores y los nombres de las haciendas cafetaleras
más conocidas; también síntesis biográficas de personajes, de familias, de
escritores y otros artistas, así como de alcaldes y políticos.
Como suele ocurrir con los
textos de historia, en “Jinotega, la Novia de la Montaña”, al igual que sus
antecesores con obras sobre esta ciudad, como Simeón Jarquín y Ramón Pineda,
entre otros, Eddy Kühl abre el camino para que otros investigadores
continúen avanzando en el descubrimiento y valoración de nuestro pasado. Quizás
tanto desconocimiento sobre el ayer, es lo que explica por qué hoy aun no hemos
logrado salir de la pobreza y el subdesarrollo. Pero con obras como ésta,
recobramos nuestra confianza en un futuro promisorio que no estaría muy lejano.
Hola ¿se conseguirá este libro en Argentina?
ResponderEliminarHabría que comunicarse con el autor, su dirección electrónica es: eddy@selvanegra.com
EliminarGracias por su interés.