Dos meses desinformado acerca de confrontaciones políticas y pandemia, sin internet nada más oía rumores llegando a mi cenobio; no los atendía, inmerso en leer, corregir, escribir, diseñar, y proteger mi mente y cuerpo.
Aislarme y disfrutar silencio interior ha sido práctica implementada en épocas infectadas de negatividad y pavor. El encierro fortalece cuando lo realizas para sanarte, liberarte de cargas ominosas o demenciales.
Demasiada energía putrefacta en el planeta y más en Nicaragua, con tanta crueldad, donde la gobierna prefiere liberar a delincuentes -para integrar fuerzas de choque y paramilitares- que a ciudadanos presos políticos vejados y enfermos.
Además de los dolores nacidos por los muertos y secuestrados desde abril del 2018, se nos viene el coronavirus y encuentro lista de fallecidos, entre ellos amigos y conocidos.
Continuan los mismos desgobernantes y políticos empresarios, con las mismas concepciones de negociación repartiéndose el pastel. Y algunos o muchos novatos aprendiendo el arte de gobernar corrupto y enaltecido.
El terror crece, predicen aumento de contagios y represión, más muertos en Nicaragua.
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