Los del FSLN deberían comenzar a reflexionar. La
mayoría de la población no quiere a Daniel Ortega y a Rosario Murillo
descártenla como sustituta.
Sé que es prohibido argumentar en esa organización.
Además los directivos nacionales, departamentales y municipales, y de sus
organizaciones de masas, están muy agradecidos con la pareja que manda, pues
les ha facilitado bonanza, vivir bien y bonito.
Serios conflictos hay en el danielismo, pero también
debo reconocer que existen incondicionales en las bases, porque están
satisfechos con los beneficios obtenidos o porque son leales a una historia
vivida.
Sin embargo, a los del FSLN les conviene evaluar y superar
el apasionado apoyo acrítico a la pareja, aun cuando sé que la pública defensa
absoluta es para mantener la unidad interna y no evidenciar las
contradicciones.
Personas me han afirmado que “morirán con las botas
puestas” leales al matrimonio Ortega Murillo, y no les interesa reflexionar,
porque ellos se proclaman “soldados fieles a los principios sandinistas” en
“esta segunda etapa de la revolución”, obedecen “al comandante”.
La participación de militantes en debates ha sido nula
desde hace muchos años, se han limitado a recibir órdenes, pero ante la grave
situación les corresponde urgente comenzar a buscar una salida a la crisis. El
“orgullo de ser sandinista” que dicen enarbolar los conduzca a formular un
cambio conceptual.
No les favorece desestimar o negar los casi 300
muertos, miles de heridos, centenas de prisioneros políticos torturados, el
pavor con el cual ha vivido la población, que es responsabilidad del Señor
Presidente incapaz de aglutinar a la mayoría de la sociedad nicaragüense.
El desprestigio de Daniel es insuperable, su formación
autoritaria y su afán de poder absoluto igualmente ha desacreditado más al FSLN
y sus integrantes. No ha gobernado con justicia, desconoce la democracia y
atropella las libertades ciudadanas.
Ojalá quisieran las bases del FSLN reunirse y
analizar, por decisión individual, para no sucumbir en el precipicio donde
están cayendo y las han conducido sus directivos impuestos. Es obsoleto pensar
que van a volver a “gobernar desde abajo” con asonadas, tomas de ciudades, quemas
de edificios, invasión de tierras.
Les urge evolucionar su visión de partido y gobernar,
abandonar la fuerza y abanderar la razón, proclamar la legalidad no las
prácticas tradicionales de la política feudal nacional
La mayoría en Nicaragua está hastiada de esa historia
de corruptos, dictaduras, y luchas armadas.
29 junio 2018 - 7:19 p.m.
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