Personas
creyentes que conozco me han referido la presencia
del diablo en Nicaragua. Acusan a Rosario Murillo de pacto con belcebú,
practicar hechicería, embrujar a su marido, someter a la militancia del FSLN
para que la adoren como querubín y heredar el poder absoluto de Daniel Ortega, y
sobre todo dominar nuestra patria.
Durante 39
años, decidiendo vida y muerte, cárcel y destierro, enriquecimiento y pobreza,
el mando que Daniel Ortega ha ejercido no es alusivo a la “luz del universo divino” sino proveniente de las “fuerzas de las tinieblas” convocadas
por su mujer, testifican algunas cristianas.
Nunca he
observado, los fenómenos sociales, desde la visión teológica, curiosamente me
han reiterado “la influencia del maligno”,
denunciada por cristianos evangélicos y católicos. En cultos y misas escucho
las prédicas y en las calles los comentarios.
La
simbología del gobierno, según refieren diseñada por la señora de Ortega, dice
alguna gente: “Son mensajes demoníacos,
por eso los autoconvocados se han empeñado en derribar los metálicos y
luminosos “Árboles de la Vida” en cuyas ramificaciones ven el 666 de la bestia”, y brincan encima de ellos para pisotear como
hizo el arcángel Gabriel.
Continuarán
derribando “chayopalos” hasta llegar al santuario en la rotonda de la avenida De
Bolívar a Sandino, Managua, donde afirman se encuentra el “centro magnético de la maldad”, representado en la efigie colorida
del expresidente venezolano Hugo Chávez (quien consultaba brujos) escoltado por
gigantes “arbolatas” y uno de ellos tendido en el piso.
Incluso ven
a la poeta Rosario como si estuviera poseída, por su indumentaria brillante y
rituales públicos en las tarimas. Consideran que Lucifer personificó en ella, me remiten al profeta Ezequiel
(28,17), refiriéndose al ángel demonio: «Corrompiste tu sabiduría a causa de tu
esplendor.».
Algunos intelectuales que se relacionaron con ella valoran
que Rosario Murillo como escritora pudiese haber alcanzado niveles más altos,
en cambio otros certifican que es una pésima creadora. Sin embargo, no
desconocen su “capacidad de idear y
trabajar sus maldades”.
Mostrándome
una conocida revista cristiana que gratis reparten en los parques, la señora se
refiere a Satán, y lo relaciona con Daniel y Rosario, me lee un pasaje: “Se volvió orgulloso y se exaltó a sí mismo,
y el deseo de gobernar nació en él. Anhelaba él mismo sentarse en el lugar de
Dios. Susurró mentiras hasta que tuvo a la tercera parte de los ejércitos
celestiales de su lado.”
Ayunos y
oraciones en cadena, mensajes bíblicos, procesiones, cultos, para exorcizar a “la gente infernal de Nicaragua”.
Católicos rezan el Santo Rosario, todos los días. Evangélicos oran y hablan en
lengua. Brujos y brujas blancas entrelazan sus fuerzas para deshacerse de
Luzbel.
Enfrentamientos
políticos entre el bien y el mal, la justicia y el terror, la ética y la
bajeza, consecuencia de una pareja creyéndose dueña de un reino terrenal, en el
país del centro del continente, cuyo mapa es un triángulo, asegurando estar a
la par de dios, como Isaías (14, 12-15) atribuye al diablo la siguiente
declaración:
«Subiré al cielo; en lo
alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del
testimonio me sentaré, a los lados del norte; sobre las alturas de las nubes
subiré, y seré semejante al Altísimo.»
Apocalípticas
son las visiones cristianas que me han expuesto acerca del fin de la pareja
presidencial católica, unida años atrás en matrimonio por el recién fallecido cardenal
Miguel Obando y Bravo, en capilla privada y ceremonia íntima transmitida en
directo por la empresa familiar de televisión.
Premoniciones
exteriorizan que en la tierra sufrirán “del
fuego purificador”, también aseveran “padecerán
el martirio del infierno”, otros testimonian que en sueños han visto “las espadas en llamas” en el cielo
nica.
Es
tenebroso panorama. He leído propuestas de congregarse miles de nicas rodeando
el complejo habitacional en el reparto El Carmen, residencia particular y casa
presidencial de la pareja Ortega Murillo, y “orar para que sus familias y servidores les caiga el poder de Dios y
los sumerja en las hondonadas del averno, donde pagarán sus crímenes”.
La justicia
bíblica es drástica, sin piedad te puede condenar vivo o muerto, y citan constante
las escrituras los cristianos que claman a dios para que Daniel y Rosario dejen ese poder y así expulsar del país las
diabólicas acciones masacrando al pueblo.
Nunca había
escuchado tan seguido la interpretación teísta de un fenómeno político. Es una
apreciación que no favorece a la excelentísima pareja presidencial, aunque al
Señor Presidente y su señora esposa, en alabanza su séquito los bendice, los defiende,
y reverencia.
Martes 4
junio 2018 – 11:37 a.m.
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